«No hay nada en el mundo que capacite tanto a una persona para sobreponerse a las dificultades externas y a las limitaciones internas, como la consciencia de tener una tarea en la vida». Viktor Frankl
El propósito enfoca la vida
Sin propósito la vida es como una simple rutina que va con la corriente, una vida que se mueve por inercia. Es el propósito lo que nos confiere dirección, y es la dirección lo que facilita el enfoque.
Cuando tenemos un propósito tenemos un gran deseo por crecer; por desarrollar todo nuestro potencial, por modificar y/o adquirir hábitos, por activar todos nuestros talentos, capacidades y habilidades. El propósito es el que hace activar nuestras capacidades y habilidades (potencial) para ponerlas a trabajar al servicio del objetivo de vida.
Cuando tenemos una razón de suficiente peso, un por qué, entonces, contamos una brújula que nos direcciona y nos energiza para avanzar en pos del propósito identificado. El propósito le da sentido a lo que somos y hacemos. El propósito crea una razón de ser y una asignación para la vida. Tener un sentido de propósito conlleva desarrollar un proyecto de vida.
¿Cómo identificar el propósito?
La dotación con que tú cuentas (personalidad, vocaciones, dones y talentos, habilidades y oportunidades), representan una medida bastante precisa de hacia dónde apunta tu propósito; pero no basta con identificar tu potencial: vocación, pasión, dones, talentos, habilidades… Es necesario que desarrolles ese potencial, de otra forma no puede convertirse en desempeño eficaz. Esto implica construir (implementar) tus opciones, a la vez que desarrollas tus vocaciones, dones, talentos y habilidades en fortalezas. ¿Qué es una fortaleza? Es el desarrollo y habilitación de tus opciones, vocaciones, dones, talentos y habilidades, al añadirle conocimiento y destrezas, con el objetivo de lograr un desempeño de excelencia (un desempeño consistentemente casi perfecto).
La forma de convertir tus vocaciones, talentos, dones y habilidades en fortaleza es añadiéndole conocimiento a través del estudio y aprendizaje, y destrezas a través de la práctica. Eso demanda consciencia, disciplina y enfoque. Tú, por ejemplo, puedes tener un gran oído e inteligencia musical; pero si nunca estudiaste música formalmente, y nunca le dedicastes, con disciplina, tiempo a la práctica de un instrumento musical, nunca serás un músico de conservatorio de talla mundial (a lo sumo podrás amenizar una fiesta).
Preguntas que hacerse para definir el propósito:
- ¿En qué soy bueno al hacerlo?
- ¿Qué es aquello que disfruto en gran manera al hacerlo?
- ¿Qué necesidad del entorno quiero satisfacer?
- ¿Cuál es la diferencia que quiero marcar?
- ¿Qué es aquello para lo que siento que estoy hecho, según mi diseño (personalidad, vocación, talentos)?
- ¿Cómo crees que puedes aplicar este conocimiento para enriquecer tu vida personal y conectarte con tu propósito?
Si quieres profundizar en cómo el propósito enfoca tu vida, te invitamos a participar en el curso El Poder de una Vida con Enfoque
Nos gustaría que te integrarás a nuestra comunidad de aprendizaje a través de tus opiniones y sugerencias. Tú opinión cuenta para nosotros.
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