¡Estoy muy ocupado!
¿Eres una persona muy ocupada?
Hay personas que se sienten útiles, exitosos y valorados si están muy ocupados. A muchas personas les gusta estar con exceso de actividad.
Eso les da la sensación de que están sirviendo para algo, pero estar ocupado no es sinónimo de ser productivo, y la actividad no es logro en sí misma.
He escuchado con mucha frecuencia, con rostros que reflejan satisfacción, expresiones como éstas: ¡soy una persona sumamente ocupada, tengo muchas tareas que hacer, tengo muchos problemas que resolver en el día de hoy! No digo que esté mal el ocuparnos de nuestras responsabilidades, sino que el llenar nuestra vida de tareas, rutinas y urgencias, muchas veces al punto del agobio, no pueden ser un fin en sí mismo.
Algunas personas se acostumbran tanto al flujo de la adrenalina descargada en las crisis y en la gestión de agendas congestionadas y repletas, que dependen de ella para sentirse con entusiasmo y energía. Se han hecho adictos al estrés.
Sin prioridades claramente definidas no avanzamos en la vida
Si no logramos establecer prioridades en nuestra vida, que concentren nuestro esfuerzo, siempre estaremos tentados a estar haciendo muchas cosas al mismo tiempo, o peor aún a sufrir de parálisis al sentirnos abrumados y desempoderados por tantas cosas que abruman nuestras vidas.
Una meta valida es aspirar a simplificar nuestra vida y concentrar nuestro esfuerzo en torno a pocos objetivos concretos y específicos.
Hay dos metáforas que quiero compartir contigo por su valor ilustrativo en relación con el valor del esfuerzo concentrado.
La primera metáfora es la gota de agua que cae sobre la roca
Este ejemplo de la naturaleza nos muestra el poder del esfuerzo concentrado, el impacto de una gota de lluvia que cae crea un pequeño cráter en el suelo, que expulsa las partículas del suelo, Así ocurre en nuestras vidas cuando somos capaces de enfocar en forma continuada toda nuestra energía en una dirección: meta, objetivo.
La segunda metáfora es la luz alineada y concentrada
Cuando un rayo de luz está compuesto por rayos de idéntica frecuencia y amplitud, se lo llama coherente, la energía del mismo crece en proporción descomunal respecto a un rayo no coherente. La luz coherente es más conocida por el nombre de rayo láser.
La luz de un tubo fluorescente (luz difusa) apenas ilumina los sólidos, pero el láser perfora el acero. ¿Cuál es la diferencia?: coherencia, focalización, esfuerzo concentrado. Lo mismo ocurre con nuestro desempeño cuando estamos enfocados: cuando estamos enfocados en nuestras prioridades, aprovechamos mejor nuestros recursos: tiempo, energía, habilidades, etcétera, y el impacto de nuestra acción acumulada es más eficaz.
Un autor dijo: “Un hombre enfocado integra una mayoría. Aquel que comienza muchas cosas, termina muy pocas. Si espera para hacer mucho bien al mismo tiempo, nunca hará nada. Aquel que está en todas partes, realmente no está en ningún lado”.
¡Manos a la obra!
Necesitamos desarrollar la disciplina de ordenar nuestras prioridades por orden de importancia, y definir qué roles y áreas son los más importantes en nuestra vida, y luego alinear nuestro tiempo, recursos y energía, con esas áreas y roles que hemos definido como prioritarias, y mantener una acción continuada en el tiempo. Esa es la única forma de construir efectividad en nuestro desempeño.
Si esa es tu disposición, quiero obsequiarte el libro el El Poder de una Vida con Enfoque, para que tomes algunas sugerencias valiosas para mejorar tu enfoque y incrementar tu productividad.
Para reflexionar:
- ¿Cómo crees que puedes aplicar este conocimiento para enriquecer tu vida personal y potencias tu capacidad de aprendizaje?
Gracias por el tiempo que dedicaste va leer este artículo. Nos gustaría saber tu opinión sobre este tema.
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