“Es mejor el que tarda en airarse que el fuerte; y el que gobierna y reina, sobre su espíritu, que el que conquista una ciudad” (Proverbios 16:32).
En este proverbio enfatiza el valor del dominio propio – la autodisciplina – como virtud en las personas, especialmente aplicable a aquellos de lideran a otros. Quien logra dominio de sí mismo, está en mejor posición para liderar, que quien logra dominar, controlar o imponerse sobre una ciudad, empresa o sociedad. En materia de liderazgo el dominio personal se traduce en autoridad e influencia.
Si la base para el liderazgo interpersonal, organizacional y social, es el liderazgo intrapersonal; la base para el liderazgo intrapersonal es el dominio personal. El dominio del liderazgo es el dominio de uno mismo: de su emocionalidad, de su carácter; de sus talentos, de sus hábitos, de sus habilidades, de sus potencialidades. El dominio personal incluye: auto – gobierno, auto – gerencia, auto – auto-aprendizaje.
El dominio personal es esencial en el desarrollo del liderazgo
El liderazgo se relaciona con el dominio que la persona logra de sí mismo: de sus emociones, talentos y habilidades, tiempo, prioridades…de todo su potencial. Acertadamente dicen Kouzes y Posner: El dominio del arte del liderazgo es el dominio de uno mismo.
El éxito en el ejercicio del liderazgo tiene que ver con el trabajo organizado desde la fortaleza y dominio interior; desde la capacidad de auto-gestionarnos. Los buenos líderes han aprendido a dirigirse a sí mismos, lo cual implica gestionar sus emociones con inteligencia emocional, administrar con efectividad su tiempo, sus relaciones, sus talentos y habilidades, y desarrollar hábitos de efectividad personal.
El dominio que acompaña al líder se traduce en maestría
Maestría es la capacidad de hacer o ejecutar una actividad con destreza especial, como un arte. Peter Senge lo dice de la siguiente manera: “El dominio de nuestra persona nos permite ser magistrales en lo que realizamos”. El dominio personal se relaciona con la maestría que supone manejar los principios que fundamentan el modo de producir resultados, o de influenciar a otros, sobre la base de exhibir dominio propio: sobre los comportamientos, las emociones y las actitudes. Por extensión aplica al dominio de todo el quehacer personal: gestión del tiempo, expresión de los talentos y habilidades, alineación con los valores, gestión sobre las emociones, ejecución de la tarea.
Este proceso de dominio personal, necesario para el desarrollo del liderazgo de toda persona que aspira hacerse líder, debe ser desarrollado por sí mismo. Nadie puede aumentar el dominio personal de otra persona. El dominio personal no se lo podemos endosar o transferir a otra persona. Cada quien debe forjarlo por sí mismo. En todo caso, sólo podemos crear condiciones que alienten y respalden a quienes deseen aumentarlo.
Dominio de la eficacia personal
El dominio de sí mismo está relacionado con la mejora de la eficacia personal. Liderar con efectividad requiere aprender a ser eficaz. Esto, como dice Peter Drucker, “es una disciplina, y como cualquier disciplina puede y debe aprenderse. No existe nada como una personalidad naturalmente eficaz”. No se nace eficaz, se aprende a ser eficaz, pero se requiere disposición y motivación para ser eficaz. La eficacia puede definirse como un arte, y como todo arte, para desarrollarse, se precisa de tiempo, esfuerzo, disciplina y enfoque.
El desarrollo de la disciplina es esencial en el ejercicio del liderazgo
Si el carácter es un factor clave para el desarrollo del liderazgo; la disciplina es fundamental para el desarrollo del carácter, porque nuestro carácter se forma por la falta o presencia de la disciplina. La auto-disciplina es crucial para desarrollar el dominio de nuestras vidas: tiempo, emociones, hábitos, habilidades, etc. La autodisciplina juega un papel fundamental en la calidad de nuestra gestión. La autodisciplina se traduce en desempeño efectivo.
Sin auto-disciplina no se puede establecer y mantener y consolidar un ritmo productivo que facilite el desarrollo del potencial propio. Sin auto-disciplina el compromiso y la voluntad de hacer no son suficientes. Si la persona se deja llevar por sus propios impulsos, ella misma será su mayor enemigo. Por el contrario, la persona con dominio propio – autodisciplina – no es controlada desde afuera, ni es gobernada por sus pasiones y humores.
Para reflexionar:
- ¿Demuestra disciplina en su forma de gestionarse?
- ¿Cómo líder se esfuerza por lograr dominio personal?
- ¿Cómo crees que puedes aplicar este conocimiento para enriquecer tu vida personal y potencias tu capacidad de liderazgo?
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