“La estabilidad emocional desata la habilidad”.
La solidez de nuestras emociones es la que decide en qué medida conseguimos desarrollar nuestras capacidades innatas. Sin fortaleza emocional, carecemos del ambiente y la fuerza interior necesaria para desarrollar los talentos y habilidades que determinan el éxito.
“La aptitud emocional es una meta-habilidad y determina lo bien que podemos utilizar cualquier otro talento, incluido el intelecto puro” (Daniel Goleman).
La estabilidad y la madurez emocional son esenciales para la efectividad personal
Aprender a gestionar nuestras emociones juega un papel fundamental en nuestro desempeño, nuestra efectividad, nuestro crecimiento, y en la posibilidad de desarrollar nuestro potencial.
Nuestros sentimientos y deseos son guías esenciales para desenvolvernos con éxito en la vida, alcanzar objetivos, desarrollar talentos y habilidades naturales, sentirnos satisfechos, dominar los hábitos mentales que favorecen nuestra propia productividad y, en general, ser más eficaces en lo que emprendemos.
Por el contrario, nuestra incapacidad para edificar una vida emocional estable y saludable, nos sumerge en luchas internas que sabotean nuestra efectividad en la vida profesional, laboral, social, y aún afecta nuestra claridad de pensamiento.
Lo admitamos o no, nuestras decisiones son mayormente movidas por nuestras emociones, en forma saludable o en forma no saludable.
El desempeño efectivo depende mayormente de nuestra gestión emocional
Estudios sólidos demuestran que el éxito profesional y personal, está más relacionado con la madurez de nuestras emociones, que con nuestro desarrollo académico e intelectual.
Algunos estudios de prestigiosas universidades norteamericanas, como la universidad de Yale y Stanford, entre otras, atribuyen a la educación formal o académica el 20% del éxito personal, y el otro restante 80% lo relacionan con el desarrollo de una emocionalidad saludable. Esto que incluye aspectos tales como: la actitud positiva, la capacidad para auto-motivarse, la auto-disciplina, la fortaleza para persistir frente a las decepciones, el poder expresar empatía, mostrar resiliencia, tener esperanza, ser capaz de comprometerse, poder conectarse con otras personas, entre otros.
“La inteligencia académica tiene poco que ver con la vida emocional. Las personas más brillantes pueden hundirse en los peligros de las pasiones desenfrenadas y de los impulsos incontrolables. Personas con coeficiente de inteligencia elevado pueden ser pilotos increíblemente malos de su vida privada. La inteligencia académica no ofrece prácticamente ninguna preparación para los trastornos o las oportunidades que acarrea la vida”. Daniel Goleman
“Nuestras emociones nos guían cuando se trata de enfrentar momentos difíciles, así como tareas demasiado importantes para dejarlas sólo en manos del intelecto: los peligros, las pérdidas dolorosas, la persistencia de una meta a pesar de los fracasos, los vínculos con un compañero, la formación de una familia. Cada emoción ofrece una disposición definida a actuar; cada una nos señala una dirección que ha funcionado bien para ocuparse de los desafíos repetidos de la vida humana”. Paul Ekman
Necesitamos crecer en inteligencia y competencias emocionales, ganar aptitud emocional como base para mejorar nuestro desempeño, alcanzar nuestras metas, ser más plenos y lograr bienestar.
Para reflexionar:
- ¿Cultivas la madurez e inteligencia emocional?
- ¿Tu gestión emocional actual es un aliado o un obstáculo en el proceso de desarrollar tus talentos y aprovechar las oportunidades que el entorno te presenta?
Celebramos tu participación en esta comunidad de aprendizaje. Nos honraría conocer tu opinión sobre este tema, y que juntos podamos crecer.
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