La comunicación es en parte dar y en parte recibir información.
Hablar y escuchar: dos dimensiones de un mismo proceso
La comunicación efectiva implica movimiento; es un proceso dinámico y no estático. Tan importante es el mensaje (qué), como la forma cómo se transmite y recibe: cómo se expresa y cómo se escucha. Dar y recibir, expresar y escuchar, constituyen elementos que se influyen recíprocamente. Así, cuando nuestro interlocutor se siente escuchado, entonces la comunicación se convierte en un proceso transformador (motivador, nutridor) para ambas partes (emisor y receptor).
Tan importante es hablar adecuadamente como recibir y escuchar con efectividad. Algunas personas son más dadas a hablar, mientras que otras, a escuchar. Pero ninguna persona puede prescindir de alguna de ellas.
En cuanto al escuchar dice Nancy Van: “Los investigadores estiman que pasamos 70 por ciento de nuestras horas de vigilia, comunicándonos con otros – hablando, escuchando, leyendo o escribiendo. El 33 por ciento de ese tiempo lo dedicamos a hablar, y el 42 por cuento a escuchar. Ya que es una parte importante el tiempo que se emplea es escuchar, esta actividad tiene importancia básica para nuestra vida”.
El elemento más importante de una buena comunicación es la escucha
La comunicación necesita ser entendida como un proceso transformador, en el que hablar y escuchar actúan sinérgicamente, afectándose mutuamente. Así, dependiendo de cómo escuchamos (con nuestra respuesta consciente o inconsciente, verbal o no verbal, así como con nuestra disposición a escuchar) afectamos a nuestro interlocutor, en su emocionalidad y actitud y, por consiguiente, en la forma como continúa comunicándose, estableciéndose un ciclo de interacción, que puede ser positivo o negativo, dependiendo de cómo emisor y receptor manifiestan su disposición a escuchar al otro y brindarse retroalimentación.
La forma como escuchamos es una retroalimentación para nuestro interlocutor
Tanto el emisor como el receptor de la comunicación estructuran el flujo de la comunicación de diferente forma, pero interpretan y ajustan su propio comportamiento como una reacción ante el otro. De allí la importancia de escuchar activamente, pues la forma de escuchar es una retroalimentación hacia el otro, que pone de manifiesto el interés del interlocutor. La comunicación es un proceso cíclico en el que cada parte (emisor – receptor) contribuye a la continuidad, o ampliación, o modulación del intercambio.
En este sentido, la forma como escuchamos es una retroalimentación, que puede indicarle al otro (a), aprobación o desaprobación, apertura o negación, interés o desinterés, lo que determina el curso que seguirá la comunicación.
Para reflexionar:
- ¿Cuál es la proporción entre hablar y escuchar en su comunicación?
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