“Los valores son como lo íntimo de la persona, algo que no estaría dispuesto a negociar, parte importante de la persona, que responde a una realidad interna, a necesidades propias, y tienen relación directa con objetivos personales”. Manuel Barroso
¿Qué son los valores?
Los valores son creencias derivadas de mapas que son el reflejo del contexto socio – cultural donde se mueven las personas, aun cuando podríamos hablar también de valores universales, como los que se derivan de las meta-necesidades del ser humano, como son el valor de la vida, la búsqueda de la verdad, el sentido de justicia, entre otros.
En todo caso, los valores son perspectivas profundamente arraigadas acerca de aquello que la gente valora; una referencia intrínseca “que nace de adentro y que reafirma la experiencia ecológica de la persona” (Manuel Barroso).
Son como brújulas que direccionan las acciones de las personas en el proceso de búsqueda de la satisfacción de sus necesidades y la consecución de sus objetivos de vida, al definirle contextualmente a las personas, límites y marcos de referencia acerca de qué hacer son sus necesidades, y de cómo le conviene satisfacerlas.
Son, en palabras de Manuel Barroso:
“Límites orgánicos que dan sentido y armonía a sus comportamientos”. Podemos decir que los valores conforman el sentido ético de las personas.
Los valores definen aquellas cosas en las que se cree. Los valores dan propósito y sentido a la vida. Fijan los objetivos y las razones para movilizarse a realizar las cosas. Podemos decir que, sin valores claramente definidos y comprometidos, la gente y, aún las organizaciones, van a la deriva.
La congruencia del líder con sus valores es el camino a la efectividad en el ejercicio de su liderazgo
Los valores son parte esencial de cualquier líder. Representan su sentido de orden, seguridad y realización. No son normas ni restricciones impuestas. Conforman más bien el sentido ético de la persona, el marco de referencia para darle sentido y significado a sus experiencias.
Los valores del líder dan forma a su identidad. Generan la caracterización con que sus seguidores le perciben. Hablan mucho de quién es el líder como persona, de lo qué es importante para su vida, de cuál es su marco filosófico, y cuáles son sus convicciones y creencias.
Por otra parte, de la congruencia del líder con sus valores y convicciones dependerá la efectividad de su liderazgo. Si el líder, en sus acciones y conductas, no es congruente con lo que predica, perderá la credibilidad de sus seguidores. Sin congruencia no se puede generar confianza en los seguidores, y la confianza es el combustible del liderazgo.
Pero cuando el líder satisface las exigencias de la realidad (demandas del entorno, necesidad de resolución de conflictos, fijación de posturas, decisiones difíciles, etc.) sin sacrificar sus valores y convicciones, mostrando congruencia, vale decir, manteniendo un balance y correspondencia entre lo que piensa, siente y hace, madura en carácter. Por el contrario, cuando responde a las exigencias del entorno, sacrificando sus valores y principios, erosiona su carácter: plataforma del liderazgo.
Los valores: guías fiables en tiempos difíciles
Esto es particularmente cierto en periodos difíciles, en momentos de contingencia y de situaciones adversas. Muy a menudo los líderes tienen que lidiar con situaciones ambiguas que demandan de su parte fijar posiciones claras en esas áreas grises. En ocasiones los líderes son confrontados con dilemas y conflictos que necesitan resolver. En esos momentos los líderes necesitan cuidarse de no renunciar a sus valores más fundamentales.
Cuando se actúa conforme a valores claramente definidos que representan genuinas convicciones, la persona no será emocionalmente fluctuante, ni propensa a reaccionar ante las circunstancias, o manipulaciones de otras personas, problemas, etc., sino que tomará decisiones basadas en sus valores, lo cual les garantiza coherencia y éxito a largo plazo, a la vez que le gana un posicionamiento delante de sus seguidores.
Si en esos momentos de definición, las decisiones del líder son congruentes con su sistema de creencias y valores, éste termina desarrollando una identidad auténtica – sin estereotipos, máscaras, dobleces y fachadas – basada en la propia comprensión de sus necesidades, en el fruto de su propio proceso introspectivo, y no en los mapas prestados de otras personas, conveniencias, compromisos ajenos, deseos de aceptación o aprobación.
Entonces, cuando el líder honra sus valores, éstos actúan como fuente de motivación y como guía o faro para sus acciones, y la toma de decisiones fluye en congruencia con sus valores y principios más esenciales.
En la medida que los líderes logran transformar sus valores personales en acciones intencionadas, reafirman su liderazgo porque ganan coherencia. De esta forma sus valores actúan como plataforma para renovar sus objetivos, tomar decisiones pragmáticas e inteligentes, fijar posición ante situaciones ambiguas, enfrentar desafíos, etc.
Para reflexionar:
- ¿Qué papel juegan tus valores en tus decisiones?
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Serie: Los valores