“Uno de los problemas de los cursos corrientes del liderazgo es que se concentran exclusivamente en habilidades y producen gerentes más bien que líderes, si es que algo producen. Desde luego, las habilidades gerenciales se pueden enseñar y son útiles para un líder, pero lo ingredientes del liderazgo no se pueden enseñar. Tienen que aprenderse” (Warren Bennis).
El liderazgo es algo que no puede enseñarse, pero si puede aprenderse
Las habilidades para el liderazgo (no hablamos de habilidades gerenciales), no se pueden enseñar en forma académica. El aprendizaje del liderazgo no es un aprendizaje convencional, porque tiene que ver con el desarrollo del carácter, la capacidad para la gestión emocional, el desarrollo de la conciencia, la capacidad para envisionar, entre otros factores.
El liderazgo se inicia por comprenderse mejor uno mismo (los puntos débiles y fuertes, valores, personalidad, etc.). El autoconocimiento es indispensable para el desarrollo efectivo de la capacidad de liderar. Ahora, el autoconocimiento no puede replicarse en otra persona, no puede endosarse o traspasarse a otra persona. Cada persona necesita aprender a conocerse a sí mismo, por sí mismo.
El desarrollo del liderazgo es un proceso contextualizado
Además, ese aprendizaje como líder no tiene una formula o receta estándar. El proceso de desarrollo del liderazgo es muy personal y contextualizado; muy propio y particular de cada persona. Eso es así porque “cada líder es único por definición, lo que aprende y la forma en que lo utiliza para moldear el futuro es también exclusivo para él” (Warren Bennis). También cada persona es única en la forma como aprende más efectivamente, según sus talentos y personalidad.
Con todo y lo dicho podemos decir que existen tres factores que influyen en la formación de un líder.
¿Qué contribuye a la formación de un líder?
Hay tres factores que contribuyen a la formación de un líder:
- Genética (asuntos innatos, congénitos)
- Experiencias (asuntos vivenciales)
- Intervenciones (asuntos de aprendizaje).
En cada persona, la receta que lo define y forma como líder es única: sus elementos congénitos (talentos, temperamento), sus circunstancias de vida, sus experiencias vividas, sus patrones de crianza, las influencias recibidas, el momento histórico que le toca vivir, etc. En ese sentido, el producto final es único e irrepetible.
Al desarrollar líderes no podemos hacer nada por la variable genética, más que percibir en las características propias de las personas, las cualidades innatas para el liderazgo, y luego brindarles oportunidades para el desarrollo. En todo caso, esas cualidades necesitan ser desarrolladas. Pero hay mucho que se puede hacer para la formación de líderes, en el campo de la experiencia y las intervenciones.
Al desarrollar líderes es importante considerar tres aspectos básicos, asociados con la experiencia y las intervenciones:
Aprendizaje
Se refiere al estudio y la investigación sobre liderazgo, la capacitación formal o informal sobre las competencias para el liderazgo, tales como: manejo comunicacional, resolución de problemas, toma de decisiones, etc. Esta área puede ser atendida a través de acciones de capacitaciones tipo talleres, cursos y programas de formación; sesiones de feedback, actividades auto-dirigidas de crecimiento personal, etc.
Experiencia
“Los grandes líderes saben que no pueden dar por sentada la aparición de nuevos líderes; se esmeran por brindarle a su gente las oportunidades, responsabilidades y entrenamiento necesarios para que crezcan y se fortalezcan en el liderazgo”. Beverly Kaye.
Las personas que se desarrollan como líderes deben involucrarse en experiencias, oportunidades o roles que impliquen liderar. Estas actividades deben representar transiciones de cambio hacia nuevas posiciones, mayores niveles de responsabilidad, retos de trabajo, entre otras. El objetivo de estas actividades es proveer a la persona de las oportunidades y desafíos para crecer en el ejercicio del liderazgo (desarrollar habilidades y destrezas) a través de la experiencia.
Relaciones de desarrollo significativas
Implica establecer conexiones significativas con personas que pueden contribuir con el desarrollo del liderazgo. Estas relaciones de apoyo pueden ser establecidas con pares o superiores en la estructura organizativa que cumplan un rol de: colega, mentor – modelo, socios de aprendizaje, coaches.
Concluimos, entonces, con Warren Bennis, que los líderes se forman al menos tanto por sus experiencias y por entenderlas y aplicarlas como por sus habilidades; pero esto es un proceso, e implica intencionalidad tanto del aspirante a líder, como de los líderes de una organización que decide desarrollar líderes.
El liderazgo puede y debe aprenderse, pero no hay un proceso estándar que aplique a todas personas. Es un proceso muy personal. No puede ser enseñado; pero si puede aprenderse. No se enseña aspectos como: valores, coraje y vigor, capacidad para envisonar, ética; pero si pueden desarrollarse.
Para reflexionar:
- ¿Qué importancia tiene para ti el desarrollo de tu capacidad para liderar?
- ¿Promueves el desarrollo de otros líderes en tu organización?
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