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Honestidad emocional

Cuando se forma en nuestro interior sinceridad pura, ella se percibe en el exterior en el corazón de otras personas. Lao-Tse

La honestidad emocional se define como la habilidad de expresar las emociones y necesidades de manera transparente y auténtica. Supone el respeto por las propias emociones; tener conciencia de las propias emociones, y estar dispuestos a vivenciarlas. Así, tomamos contacto con los aspectos luminosos y expansivos de los sentimientos humanos, como también con los aspectos del corazón de donde provienen nuestras dudas, carencias, luchas, insatisfacciones e inconformidades.

Si bien en ocasiones puede resultar una tarea no fácil sincerarnos con nuestras emociones. Puede que en ocasiones la voz de nuestras emociones nos aturda, nos abrume, nos parezca desagradable o nos resulte amenazante, y tal vez la primera reacción sea huir de ellas o esconderlas. Sin embargo, necesitamos acostumbrarnos a vivenciarlas sin juzgarlas ni etiquetarlas, buscando el mensaje que intentan comunicarnos.

La honestidad emocional demanda convicción, porque ser honestos a veces implica consecuencias, conlleva responsabilidad y un precio que pagar.

La falta de honestidad nos impide vivir con autenticidad

 Toda tentativa de falsificar la honestidad nos impide practicarla (Robert Cooper).

Podemos ser honestos con la verdad y los hechos, y aun así no practicar la honestidad emocional. Y es que la honestidad emocional puede ser más difícil de practicar, porque implica la posibilidad de expresar la realidad interna como la sentimos. Eso nos puede hacer vulnerables; pero ese es un proceso ineludible si queremos practicar la honestidad emocional.

Ser honesto es prestar atención a lo que nuestro corazón nos dice que es verdad. Ser honesto desde el punto de vista emocional, requiere escuchar la voz de nuestras emociones (intuición, conciencia, necesidades), y reflexionar sobre ellas y accionar de conformidad, según el sentido de dirección que nos señalan nuestras emociones.

Este no tiene que ser un ejercicio forzado (disciplinado). La voz de las emociones se expresa por sí sola, en la mirada, en los gestos, en el silencio, en la pausa, en el ritmo con que nos expresamos, en el tono de voz y en las palabras. En más un asunto de autenticidad y congruencia, que de disciplina. Lo cierto es que las emociones nos hacen genuinos y reales, por eso es tan importante atender la voz de nuestras emociones, y evitar el camuflarlas, reprimirlas o apaciguarlas.

La honestidad emocional se evidencia en la congruencia entre el lenguaje verbal y el no verbal

Cuando carecemos de honestidad emocional, se nota por la incongruencia que se percibe entre nuestro lenguaje verbal y no verbal.

Al respecto comenta Daniel Goleman: “Las emociones de la gente rara vez se expresan en las palabras; con mayor frecuencia se manifiestan a través de otras señales. La clave para intuir los sentimientos del otro está en la habilidad para interpretar las expresiones no verbales: tono de voz, los ademanes, la expresión facial y cosas por el estilo”. De modo que cuando queremos falsear nuestra verdad interna, nuestro lenguaje corporal nos delata. Y agrega Nancy L. Van: “La conducta no verbalizada supera el impacto de las palabras cuando están fuera de sincronía entre sí”. Por eso acertadamente dice Manuel Barroso: “El cuerpo nos acompaña sin mentiras”. Lo cierto es que cuando no somos honestos con nuestras emociones acabamos siendo presos de ellas.

Beneficios de la honestidad emocional

Para reflexionar:

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