La conciencia es una función integradora que, desde una visión holística, organiza, direcciona, da sentido a los conocimientos y vivencias, y permite reconocerse y experienciarse en la propia realidad interna. Manuel Barroso la define como:
Una inteligencia interior, de crecimiento, que nace y evoluciona con nosotros.
Esto implica desarrollar la conciencia a través de la autoconciencia. En este proceso la persona se revela a sí misma. Ese aprendizaje que resulta de reflexionar sobre su propia realidad interna es la que le faculta para la efectividad. La efectividad es una disposición interior para hacer las cosas con la conciencia de “quién soy” y de lo “que soy capaz de hacer”. “La conciencia me capacita…”, dice el experto en coaching John Whitmore. El éxito tiene que ver con el trabajo organizado desde la fortaleza y la confianza que brinda la toma de conciencia de los recursos, competencias y habilidades.
El coachinh provoca la reflexión propia
Para catalizar este proceso el coaching favorece el desarrollo de la conciencia a través de provocar la reflexión sobre la propia experiencia y el propio desempeño; vale decir, la capacidad de introspección mediante una reflexión interna. Para ello el coaching acompaña haciendo preguntas reveladoras y realizando focalizaciones que orienten a las personas a reflexionar, cuestionar, analizar su vida y desempeño.
El coach entiende que la toma de conciencia es la llave para la generación de los cambios necesarios (conocimiento, hábitos, destrezas, etc.), el enfoque de las personas, el desarrollo de las habilidades y, en general, la habilitación para el desempeño efectivo y el desarrollo del potencial personal.
La conciencia es habilitante
La toma de conciencia habilita y empodera. Al respecto comenta John Whitmore que “la conciencia conduce a la habilidad”. La conciencia facilita también el desarrollo de la confianza en los recursos propios para aprender por su propia cuenta. A mayor grado de conciencia mayor habilitación personal, mayor desarrollo de la habilidad para ser uno mismo, desempeñarse con efectividad, etc.
La propia percepción y la propia reflexión acerca del desempeño, son fundamentales para realizar los cambios que la mejora del desempeño requiere. Pero ese autoconocimiento de sí mismo no se le puede tomar prestado de algún libro ni recibir por transferencia de otra persona. Al fin y al cabo, como dijo Nietzsche:
“Uno se experiencia sólo a sí mismo”.
Debe ser generado por cada persona. El coach en este proceso es sólo un acompañante entrenado que cataliza ese proceso.
Qué implica la toma de conciencia
Esta madurez de conciencia que propician los procesos de coaching implica:
- Hacerse responsable por las acciones realizadas y sus consecuencias. Tomar responsabilidad por la propia vida. Nathaniel Branden dice hacerse responsable del conocimiento adecuado a la acción que se está efectuando.
- Ser consciente de las emociones que se experimenta, aprender a reconocerlas, aceptarlas y gestionarlas con efectividad.
- Ser consciente de las barreras internas (temores, creencias, mapas, etc.), inclusive más que las externas (entorno, cultura organizacional, etc.), que le dificultan alcanzar un desempeño superior, así como la consecución de sus metas.
- Tomar conciencia de los talentos y habilidades naturales dominantes, que son la base de un desempeño efectivo.
- Tomar conciencia de los recursos internos con que se cuenta para afrontar las demandas de la realidad (energía, creatividad, competencias, etc.). Esto fomenta la confianza en sí mismo y en los propios recursos para salir adelante en los retos y desafíos que le toca enfrentar.
La toma de conciencia precede a la asunción de responsabilidad
Sin asunción de responsabilidad no hay crecimiento. Y no puede haber asunción de responsabilidad sin toma de conciencia. Por eso uno de los objetivos generales que persigue el coaching es facilitar que las personas asuman responsabilidad.
El coaching como estrategia para el aprendizaje trabaja para generar un mayor desarrollo de la conciencia y la responsabilidad. La conciencia y la responsabilidad son, a juicio de Jonh Wihitmore (experto en coaching), dos cualidades cruciales para el desempeño efectivo en cualquier actividad.
Desde el coaching se favorecen los procesos de autoexploración
El coaching como herramienta para generar aprendizaje es un factor de éxito personal y laboral; pero implica un cambio de paradigma y una nueva cultura de cómo generar el aprendizaje, basado en el desarrollo de la conciencia. Esto es así porque el conocimiento más habilitante es el que resultan de la reflexión de la propia experiencia, más que el conocimiento académico o teórico. La reflexión sobre la propia experiencia genera el tipo de conocimiento que permite la medida de ajuste necesario en el desempeño para favorecer su mejora.
Esto implica que el líder, el coach o quien facilita el proceso de toma de conciencia de otros acerca de su desempeño, de sus metas propuestas, de los obstáculos y temores que les acechan, acompaña para la autoexploración, autoevaluación y la toma de conciencia.
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