En el líder, carácter significa tener visión de futuro, para ver la cosas no sólo como son, sino como deberían ser, y hacer algo para conseguirlo. Warren Bennis
¿De dónde surge la visión del líder? ¿Qué fuerzas o factores influyen en su definición? ¿Cómo engendra el líder la visión? ¿Qué fuentes utiliza para inspirarse y definirla? Algunos historiadores y biógrafos de líderes célebres, definen la visión de éstos como una chispa mágica propia de un genio o talento superior, o una especie de fuerza interior misteriosa que opera en el líder. Quizás en algunos casos la realidad corresponda a tal apreciación, pero una revisión exhaustiva muestra que mayoritariamente la visión no procede de una energía o fuerza mística dentro del líder. Al respecto comentan dos de los más respetados estudiosos del liderazgo como lo son Warren Bennis y Burt Nanus: “La visión no se origina en la personalidad del líder, sino más bien en otros”. Agregan los mencionados autores en relación con algunos líderes visionarios reconocidos:
“John Kennedy pasó mucho tiempo leyendo libros de historia y estudiando las ideas de los grandes pensadores. Martin Luther King encontró muchas de sus ideas en el estudio de la religión y de las ideologías sobre la ética, lo mismo que en las tradiciones de su propio pueblo y de otros. Lenin recibió gran influencia de los conocimientos de Karl Marx, tanto como muchos líderes empresariales son influidos por los trabajos de economistas destacados”.
Liderazgo: Comprendiendo las necesidades del entorno
El líder necesita tener contacto con las necesidades de la gente y del entorno, a fin de usarlas como insumo para crear la visión.
Este proceso de contacto con la realidad de las personas / organizaciones, es indispensable para articular una visión inspiradora, motivadora, persuasiva, influyente y guiadora del futuro de la organización; una visión que haga resonancia en el corazón de las personas. El líder actúa como una caja de resonancia de los sueños y aspiraciones de la organización o grupo de personas. La visión del líder es, pues, una respuesta a los problemas reales de las organizaciones. No es un ejercicio académico. Como lo expresa Manuel Barroso:
“La visión se amarra a las necesidades de los individuos, dentro del contexto organizacional y del negocio especifico”.
Pero la visión del líder tampoco es simplemente una radiografía de los problemas y necesidades de la gente y las organizaciones, sino primordialmente la visualización de un futuro más prometedor. Dice Stephen R. Covey:
“Sin visión y sin una sensación de esperanza, aceptar la realidad puede ser algo deprimente y desalentador”.
El líder es un intérprete de la realidad que con imaginación, creatividad e intuición articula escenarios futuros en forma optimista, vale decir, selecciona las imágenes, resume el sentir de un grupo y articula lo que hasta ese momento nadie había vocalizado, pero que existía dentro de las personas, dándole forma y legitimidad a las aspiraciones y esperanzas de un futuro mejor. Ese es el valor de la visión que articulan los líderes: una imagen de un futuro mejor.
El líder: un intérprete de la realidad
El líder es, entonces, aquel que interpreta la realidad de una organización, nación, etc., y logra articular una visión clara, coherente, emocionante e inspiradora de un futuro mejor. En este sentido, comenta Robert E. Quinn:
“Una visión influyente refleja la perspicacia de un individuo o grupo que ha contemplado profundamente los problemas centrales”.
Y agregan Warren Bennis y Burt Nanus: “Si hay una chispa de genio en la función de liderazgo, debe radicar en esta capacidad trascendental, una especie de magia, para ensamblar – a partir de toda la variedad de imágenes, señales y alternativas – una visión claramente articulada del futuro, que sea a su vez sencilla, de fácil comprensión, claramente deseable y enérgica”. Se espera, pues, que el líder abra las brechas, cree los escenarios, diseñe/ ensamble la visión.
El líder para articular su visión necesita ser abierto y receptivo a los planteamientos de las personas; necesita ser un buen oyente; necesita establecer canales de comunicación – puentes – entre él y sus seguidores, y requiere cultivar la retroalimentación de arriba hacia abajo y viceversa. El líder también necesita aprender a leer los procesos que se mueven en lo interno de la organización y en el entorno que le rodea (procesos de trabajo, mercado, cultura organizacional, cambios tecnológicos, sistemas, potencial de las personas, etc.). Dicho en palabras de Manuel Barroso:
“Es una manera de mirar hacia adentro, después mirar hacia fuera, mirar hacia atrás, mirar hacia adelante, mirar en todas las direcciones, y desde esa diversidad de escenarios, seleccionar la mejor manera de intervenir”.
Los lentes del líder
Hay una diferencia entre cómo mira el líder y cómo mira el gerente. El gerente mira a través de los modelos y teorías aprendidos. El líder ve con los lentes de la creatividad, la imaginación y la intuición. Porque como lo expresa Wolfgang Gil: “La visión no es una proyección lineal desde el presente. No es el resultado de un cálculo utilitario. Todo lo contrario, es una visión que viene desde el futuro hacia el presente, producto de nuestras expectativas más profundas iluminadas por la imaginación”. En este sentido son oportunas las palabras de Albert Einstein: “Creo en la intuición y en la inspiración. En ocasiones me siento seguro de estar en lo cierto sin saber la razón para ello. La imaginación es más importante que el conocimiento pues éste es limitado mientras que la imaginación puede abarcar todo el mundo”.
Como líder engendrar y conseguir expresar su visión va a requerir realizar esfuerzos importantes y una inversión de tiempo considerable. Stephen Covey llama a este proceso: ”Encontrar su voz propia y utilizarla”. Este proceso demanda del líder aprender a conocer su verdadera naturaleza y sus dones y el cultivar una profunda comprensión de las necesidades y las oportunidades que le rodea.
Los líderes son los sintetizadores y articuladores de la visión
Los líderes tienen la capacidad de sintetizar y articular (proyectar, expresar) su visión: estado deseado de cosas, un futuro mejor. Al respecto comenta Robert Quinn:
“Es mucho más fácil enfocarse en resolver los problemas actuales que moldear el futuro. Es más fácil ser un analista operacional y un supervisor que ser un motivador y un emprendedor”.
Engendrar una visión es un proceso difícil y que demanda un gran compromiso por parte del líder, porque requiere algo más que datos, información y análisis. En el proceso de concebir y articular la visión el líder compromete todos sus recursos internos (emocionales, espirituales e intelectuales). La visión es más que un ejercicio intelectual para el líder; la visión demanda un gran involucramiento emocional, que consume la energía y los recursos de atención del líder. Concebir la visión para el líder, es como el proceso de embarazarse para la mujer. La visión necesita ser alimentada y sustentada, como la mujer al feto, desde las propias entrañas y energía interna. Comenta Robert E. Quinn:
“Una visión valiosa no surge de un compromiso sin dolor”.
La visión: una inversión emocional del líder
El líder necesita, pues, tomar contacto emocional con la visión, y es precisamente su contacto emocional con la visión, lo que provee al líder del compromiso, la energía y el enfoque para concebir, sustentar y dar a luz la visión. Su contacto emocional con la visión, con sus propias necesidades y las de la organización, se convierten en la brújula interna que le guía en el proceso de sintetizar y articular la visión de un futuro mejor.
Cuando el líder logra articular en forma clara y viva su anhelo, sueño y pasión en la forma de una visión (ideas, metáforas, imágenes, modelos), logra traducir para él mismo y otros, en forma de significados, su percepción de un futuro mejor para la organización. De esta forma el líder articula una visión inspiradora y emocionante, pero a la vez viable y creíble. Y dado que la visión representa un proceso en prospectiva más que en retrospectiva, la visión inspiradora del líder permite inventar e imaginar un futuro mejor, porque la visión del líder comienza con su imagen del futuro. No es solo una proyección desde el presente hasta el futuro. En tal sentido expresa Wolfgang Gil: “El futurable (la visión de futuro) no nace de una extrapolación del presente hacia el futuro. Eso lo mejor que produce es un pronóstico”. Y agrega: “El futurable es el sueño transformador”. De esta forma el líder influye en la formación del futuro. La visión del líder permite moldear el futuro. La visión del líder desata energías y recursos y direcciona / alinea esfuerzos que acercan el futuro deseado al presente.
Por otra parte, la visión del líder no solo es un camino a través del cual éste expresa sus anhelos, sus creencias y su pasión, sino que ésta viene a significar una respuesta a las necesidades de otras personas, las cuales se sienten representadas e identificadas con la visión de líder. Las personas requieren sentirse representadas en la visión, sentir que ésta le es relevante a la consecución de sus objetivos y afín a sus creencias y convicciones.
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