La disciplina es el puente entre las metas y los logros.
El autodominio o auto-disciplina es la capacidad de sujetar los impulsos y reacciones, gestionando las emociones y los comportamientos. Implica desarrollar la voluntad de sobreponerse a la comodidad de ir con las disposiciones y tendencias naturales (autolimitarse), para provecho propio y de los demás. Esa es una decisión que tiene que nacer por resolución propia, porque la única disciplina que dura es es la autodisciplina.
El dominio propio es esencial para autorregularse emocionalmente, adquirir o cambiar hábitos, enfocarse en un objetivo hasta alcanzarlo, desarrollar habilidades y destrezas y, en general, desarrollar los cambios necesarios para crecer y avanzar en los emprendimientos envisionados.
La autodisciplina, también, es esencial para aprender. No olvidemos que disciplina proviene de “discipulus”, derivada a su vez de la contracción de “discere”, aprender, y de “pello”, impulsar. Así, pues, disciplina es “lo que impulsa a aprender”. Más que la idea de sujetarse, es impulsarse y saber organizarse para aprender. El aprendizaje es un pilar esencial para el dominio personal.
Para lograr autodisciplina no basta con hacer acopio de la voluntad (la voluntad tiene límites). Pero la voluntad se educa con auto-disciplina.
Algunas sugerencias útiles para desarrollar auto-dominio (autodisciplina) son:
Reflexionar sobre nuestras rutinas, hábitos y comportamientos
La autodisciplina requiere de autoconocimiento, ya que al conocernos podemos predecir algunas de nuestras conductas frente a determinadas situaciones y podemos controlar los impulsos. Sin auto-conciencia vivimos en automático.
Crear hábitos alineados con las áreas en las que queremos cambiar o crecer
La rutina es buena. Crear hábitos es importante, y eso se consigue introduciendo en tu programación del día tareas repetitivas. En la medida que se fortalece el nuevo hábito se requerirá menos voluntad. Recordemos que el cerebro busca para actuar el camino de menos resistencia y menos esfuerzo, y eses es el camino del hábito.
Por otra parte, los hábitos son esenciales para oganizar e impusar nuestro desempeño. Hay un dicho que dice «primero formamos los hábitos y luego ellos nos forman». Los hábitos una vez establecidos gobiernan nuestros comportamientos.
Practicar la autodisciplina en pequeñas áreas
Ccomo una forma de fortalecer el músculo del autodominio, para luego enfocarse en áreas más grandes (ir progresivamente de lo poco a lo mucho). Es una forma de entrenar la disciplina. La idea es ir desde lo poco a lo mucho, ese evita la resistencia. La disciplina se desarrolla mejor con gradualidad, creciendo progresivamente.
Modificar el ambiente de modo que favorezca nuestra resolución
El entorno refuerza nuestro desempeño. De modo que si diseñamos de forma deliberada el entorno en el que nos desenvolvemos, podemos aumentar nuestra productividad y cambiar y/o adquirir hábitos.
Se trata de utilizar el ambiente a nuestro favor, en vez de en nuestra contra. Esto se traduce en evitar algunos estímulos que pueden inclinar nuestra voluntad hacia donde no queremos. Aléjese de las tentaciones.
Por otra parte, al contralar el ambiente, controlamos las distracciones.
Cultivar la gratificación diferida
Se refiere a la capacidad de posponer una recompensa presente por una mayor en el futuro. Ser capaz de resistir la tentación de una recompensa inmediata y esperar una recompensa posterior mejor.
Es una forma de adquirir paciencia y control de los impulsos. Cuando logramos ese tipo de autocontrol nos habilitamos para perseverar, resistir y enfocarnos.
Practicar la visualización
Es un medio de programar nuestros comportamientos, y crear el ambiente interno favorable para la acción. La visualización facilta el condicionamiento de nuestra mente para direccionarla en la dirección de nuestros intereses y metas importantes.
Establecer metas específicas y medibles
Las metas enfocan nuestro esfuerzo y tiempo, y proporcionen una estructura de apoyo, para apuntalar nuestro desempeño. La meta nos brinda una estructura para hacer y avanzar con firmeza y enfoque.
Para lograr autodisciplina necesitamos objetivos en los que enfocarnos, para canalizar nuestra energia en una dirección concreta, y así evitar la dispersión y favorecer la concentración.
Recompensar los logros
Se trata de crear la propia motivación. No esperes que la motivación te llegue, sal a su encuentro. Una forma de mantener la motivación es recompensar los logros y avances generados.
Entrenar la incomodidad
Una de las razones por las que no tenemos auto disciplina es porque huimos de las cosas difíciles e incómodas. Preferiríamos siempre hacer las cosas fáciles, cómodas y familiares. Necesitamos salir de nuestra zona de confort y retar nuestros límites.
Planificar cómo invertir el tiempo con base a prioridades
Eso evitará que te distraigas y desenfoques en cosas que no te benefician. Al planificar cómo invertir el tiempo, evitaremos estar a merced de las contigencias, urgencias y demandas de otros.
Practicar la rendición de cuentas
Al disciplinarte a rendir cuentas a otros, desarrollas un contexto de monitoreo, evaluación y apoyo en lo que quieres hacer.
La rendición de cuenta a otro facilita el proceso de enfoque y seguimiento sobre las metas y emprendimientos comprometidos.