Hay tres actitudes que necesitas evitar para no malgastar tu tiempo y mejorar tu eficacia personal
La prisa de lo inmediato y la presión de la impaciencia
Vivimos en una sociedad regida por el paradigma de lo expres, acelerado, temporal y transitorio. La inmediatez se ha convertido en un protagonista crucial de la vida moderna. Mucha gente padece de cronopatía, que es la obsesión por “aprovechar el tiempo al máximo”, lo que hace que le sea imposible hacer una pausa, relentizar, reflexionar. Estas personas viven apuradas, con agendas apretadas, horarios ajustados; esclavos del tiempo y, como consecuencia, viven cargados con mucho estrés.
Esto es alentado por la tecnología actual (teléfonos inteligentes, redes sociales, aplicaciones en línea de todo tipo, etc.).
Bajo esta forma de operar toman espacio las soluciones cosméticas, rápidas e instantáneas, como el microondas, la liposucción, las comidas rápidas o precocinadas, las drogas, los buscadores en Google, las píldoras de alivio instantáneo, el chatgpt, entre otros. Privilegiando la atención de lo urgente y contingencial por sobre lo importante y duradero.
Hay una orientación a buscar una gratificación inmediata.
La atracción por lo intenso y placentero
La cultura actual está preñada con rasgos hedonistas, utilitarios, donde abunda la búsqueda del placer como actividad central en la vida, y el entretenimiento como estilo de vida, que da lugar a una intensidad emocional desmesurada. A la gente le encanta aquello que suscita la adrenalina. Hay un convencimiento de que el bien y fin supremo del ser humano es el placer.
En esta cultura las únicas emociones válidas son el placer y la alegría, pues no hay espacio para las emociones que han sido estigmatizadas como el miedo, el enojo y la tristeza. Vivimos en la era de la dictadura de la alegría, que demanda que en todo tiempo andemos con el diente pelado.
Y la cultura desde todas las instancias nos invita a satisfacer todo deseo y apetito, creado por los medios masivos de mercadotecnia y comunicación, como una especie de norma social que casi se vuelve una obligación individual. Vivimos en la época de la industrialización del deseo, que provoca una alucinación consumista, reflejo de una sociedad super excitada que no aguanta un minuto de aburrimiento, que no se permite el mínimo espacio de soledad.
La seducción de lo fácil
Mucha gente funciona bajo lo premisa del mínimo esfuerzo; carentes de ética y disciplina laboral. Funcionando a ultranza con la premisa mínimo costo, mínimo esfuerzo, menor tiempo posible. Desde esa perspectiva generan soluciones rápidas y cosméticas, fáciles de implementar, pero no necesariamente efectivas. La premisa de funcionamiento es “resultados a corto plazo”.
Dentro de esa filosofía de lo fácil se dan algunas tendencias:
- Tendencia a obtener resultados a corto plazo. Tendencia a mantenerse en la zona de confort: a no incomodarse, no tomar riesgo, no complicarse la vida.
- Tendencia a mantener el estatus quo: evitar lo novedoso, lo no conocido, que pueda significar algún riesgo.
- Tendencia a adoptar más decisiones rutinarias que decisiones nuevas. Por aquello de que más vale malo conocido que bueno por conocer.
Lo inmediato, intenso, placentero y fácil
Con mucha frecuencia, pues, sucumbimos a lo inmediato, intenso – placentero y fácil, a expensas de lo importante y de lo que aporta eficacia personal. La razón detrás de estas actitudes:
- Es más fácil elegir lo predecible, rutinario, que lo incierto, por la dificultad para manejar la complejidad y la incertidumbre.
- Es más fácil escoger el camino más corto hacia una satisfacción de poca calidad que escoger el camino más largo y demandante hacia una satisfacción de mayor calidad.
- Es más fácil elegir lo cómodo y que requiere menor esfuerzo, que lo incómodo y dificultoso, que requiere más esfuerzo y disciplina, por más que genere más beneficios y bienestar.
Pero estas actitudes impiden la realización, los resultados que agregan valor y la eficacia personal.
Mucha gente busca respuestas a sus problemas, pero quieren generar esas respuestas de forma fácil, al menor costo, con poco esfuerzo o ninguno, con generación de resultados rápidos. Esta filosofía da lugar una actitud utilitaria, superficial, pasiva, conformista, reactiva.
¿Logras reconocer estas actitudes en ti?