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¿Cómo encontrar un propósito de vida?

«No hay nada en el mundo que capacite tanto a una persona para sobreponerse a las dificultades externas y a las limitaciones internas, como la consciencia de tener una tarea en la vida». Viktor Frankl

Encontrar un propósito en la vida no es un lujo, es una necesidad humana profunda. Sin él, los días pueden sentirse vacíos, las metas, sin sentido.

Sin propósito la vida es como un barco que va a la deriva, una rutina que va con la corriente. Es el propósito lo que nos confiere dirección, y es la dirección lo que facilita el enfoque.

Cuando tenemos un propósito, entonces, tenemos un gran deseo por crecer; por desarrollar todo nuestro potencial, por modificar y/o adquirir hábitos, por activar todos nuestros talentos, capacidades y habilidades. El propósito es el que hace activar nuestras capacidades y habilidades (potencial) para ponerlas a trabajar al servicio del objetivo de vida identificado.

Cuando se tiene una razón de suficiente peso, un por qué, entonces, contamos con la brújula que nos direcciona y nos energiza para avanzar en función del propósito identificado. El propósito le da sentido a lo que somos y hacemos. El propósito crea una razón de ser y una asignación para la vida.

¿Cómo descubro o defino mi propósito?

Pero, ¿cómo se encuentra el propósito? No es una revelación mágica. Es un proceso interno que requiere atención, honestidad y acción. Aquí te dejo una guía práctica en cuatro pasos:

  1. Escucha tus inquietudes auténticas

El primer paso para encontrar tu propósito no está “afuera”, sino en tu interior. Pregúntate:

No subestimes lo que te interesa, aunque parezca insignificante. A menudo, el propósito se esconde en las pasiones silenciosas, no en grandes ambiciones.

  1. Reconoce tus habilidades únicas

El propósito nace donde tus talentos se cruzan con una necesidad del mundo. Haz una lista clara de tus habilidades —desde habilidades sociales hasta técnicas— y piensa:

Tu propósito no es solo sobre ti; también se expande cuando conecta con el bienestar de los demás.

La dotación (diseño) con que cuentas (personalidad, vocaciones, dones y talentos, habilidades y oportunidades), representan una medida bastante precisa de hacia dónde apunta su propósito; pero no basta con identificar su potencial: vocación, pasión, dones, talentos, habilidades… es necesario que desarrolle ese potencial, de otra forma no puede convertirse en desempeño eficaz. Esto implica construir (implementar) tus opciones, a la vez que desarrollar tus vocaciones, dones, talentos y habilidades en fortalezas.

¿Qué es una fortaleza?

Es el desarrollo y habilitación de sus opciones, vocaciones, dones, talentos y habilidades, con el objetivo de lograr un desempeño de excelencia (un desempeño consistentemente casi perfecto).

La forma de convertir sus vocaciones, talentos, dones y habilidades en fortaleza es añadiéndole conocimiento a través del estudio y aprendizaje, y destrezas a través de la práctica. Eso demanda consciencia, disciplina y enfoque. Usted, por ejemplo, puede tener un gran oído e inteligencia musical; pero si nunca estudió música formalmente, y dedicó con disciplina años a la práctica de un instrumento musical, usted nunca será un músico de conservatorio de talla mundial (a lo sumo podrá amenizar una fiesta).

  1. Prueba en lugar de esperar

Esperar a “sentir” cuál es tu propósito es como esperar a que te llegue una carta sin haberla pedido. Hay que moverse.
Haz voluntariado. Lanza un pequeño proyecto. Cambia de entorno. Cada intento es una pista. Incluso si fallas, estás afinando tu brújula. No pienses tu propósito: vívelo, pruébalo, equivócate, y ajústalo.

  1. Reflexiona y ajusta con frecuencia

El propósito no es una meta estática, es una dirección de vida que puede cambiar. Tómate tiempo cada cierto periodo para hacerte estas preguntas:

Cuando las respuestas son afirmativas, estás cerca —o ya dentro— de tu propósito.

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