Coaching: Co-crear una relación para la transformación personal

Arnoldo Arana

Doctorado en Consejería de la Universidad Rhema en Jacksonville, Florida – USA. Maestría en Gerencia de Empresa y Lcdo. en Contaduría Pública. Coach certificado por la ICF. Psicoterapeuta. Escritor y conferencista en liderazgo, coaching y vida familiar.
24 abril 2020

El rol del coach es aportar desde su persona, como un observador externo al proceso personal de desarrollo de habilidades o aprendizaje en general; dentro de un contexto de confianza, respeto y gentil desafío.

El coaching es una asociación o alianza – encuentro – entre el coach y su cliente, que se construye para acompañar y apoyar a este último en el logro de sus objetivos de vida. Sin esa alianza es muy imposible que el coaching prospere. Esa asociación debe traducirse en un espacio para la interacción transformadora. Esa relación es una co-creación entre coach y coachee.

Una relación de coaching es un encuentro interpersonal, que ocurre de manera eficaz cuando transita a través de una auténtica, espontánea y sincera relación humana.

La confianza y la intimidad son esenciales

El coaching para que genere los frutos que se espera de él, requiere que coach y cliente establezcan una relación de confianza e intimidad. El coach necesita desarrollar la habilidad para crear un entorno – atmósfera y contexto de relación – seguro y de apertura, que contribuya al desarrollo del respeto y la confianza mutuos.

El coaching transcurre a través de una conversación. Si esta conversación no transcurre en el marco de una buena relación, el coach no logrará la conexión necesaria para que se propicie un proceso de transformación. La efectividad del coaching es directamente proporcional al tipo de relación que se establezca entre el coach – coachee.

En el coaching se cumple el axioma de la comunicación que reza:

La comunicación es tan buena como buena es la relación.

La comunicación nunca irá más allá del nivel de relación. De la solidez de la asociación y la alianza que se construya entre coach y coachee, dependerán los buenos resultados de la sesión de coaching.

Un proceso de coaching no es un camino libre de obstáculos, desánimos y frustraciones. Ese es precisamente el valor de una relación auténtica, sincera, de respeto y clara en el coaching: permitir atravesar esas situaciones en un contexto de confianza y respeto.

Todo esto no se traduce necesariamente en una relación de amistad, sino de asociación en torno a la búsqueda de crecimiento y cambio. La relación de coaching es una relación de confianza con expectativas y objetivos muy específicos. No es una alianza para la amistad, sino una alianza para el desarrollo del potencial y la transformación.

La confianza en las relaciones es el ingrediente número uno para lograr una interacción fluida y auténtica. El coachee confía en el buen hacer del coach: intención adecuada, confidencialidad – discrecionalidad y capacidad.

La creación de un ambiente psicológico para una conversación transformacional

El coach requiere crear el ambiente psicológico: apertura, confianza, discrecionalidad, seguridad en donde el coachee o cliente se sienta acogido, protegido, seguro y abierto para la exploración de sus situaciones de vida.

Sin una relación auténtica y de confianza, el cliente no se sentirá motivado para explorar su realidad, expresar sus necesidades, abrir su corazón, entrar en un proceso de rendición de cuenta, etc.

El coach necesita recordar:

  • El coaching se centra en el cliente (sus necesidades, sus metas, etc.).
  • Una sesión exitosa de coaching requiere de la expresión de aceptación, consideración y respeto hacia el cliente, así como de la fe en el cliente (en sus recursos y competencias).
  • El aprendizaje del cliente transcurre o sucede en el contexto de las relaciones auténticas. Sólo las relaciones auténticas (espontáneas, transparentes) generan, en el contexto de coaching, las transformaciones personales.
  • Sólo la presencia real del coach, no nominal – cargada con toda su energía, atención y enfoque – puede lograr una conexión significativa para que ocurra una conversación transformadora.
  • Se requiere ser flexible y sensible a las necesidades del cliente.
  • Actuar con compromiso, lo cual se traduce en puntualidad, asiduidad, presencia, responsabilidad con las obligaciones contraías, mostrar disponibilidad para acompañar y apoyar al cliente, cumplimiento de promesas y acuerdos, etc.
  • Privilegiar la agenda del cliente, en vez de imponer su agenda (opiniones, esquemas, etc.).
  • Utilizar el humor para crear un ambiente cargado con energía, entusiasmo, cordialidad y vitalidad.
  • Demostrar confianza cuando trata con emociones, de manera que no se perciba dominado por las emociones del cliente. Es capaz de separar lo que es suyo y lo que es del cliente.
  • Mostrar empatía hacia el cliente.
  • Brindar apoyo y ánimo cuando el cliente no necesite.

El coaching no es un simple conjunto de técnicas y habilidades; más allá de éstas, está la persona que actúa como coach, con su condición humana: sensibilidad, honestidad, presencia y compromiso. Las principales herramientas del coaching son las cualidades del coach.

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Arnoldo Arana

Doctorado en Consejería de la Universidad Rhema en Jacksonville, Florida – USA. Maestría en Gerencia de Empresa y Lcdo. en Contaduría Pública. Coach certificado por la ICF. Psicoterapeuta. Escritor y conferencista en liderazgo, coaching y vida familiar.

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