Desarrollando flexibilidad para vivir la vida con sentido y provecho

Arnoldo Arana

Doctorado en Consejería de la Universidad Rhema en Jacksonville, Florida – USA. Maestría en Gerencia de Empresa y Lcdo. en Contaduría Pública. Coach certificado por la ICF. Psicoterapeuta. Escritor y conferencista en liderazgo, coaching y vida familiar.
24 junio 2020

Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere bajo el cielo tiene su hora. El rey Salomón

 La vida nos toca con sus extremos

La vida está llena de oportunidades y éxitos, pero también de contratiempos, adversidades y fracasos; y eso es un hecho inevitable. Y de ambos polos necesitamos aprender, y en ambas circunstancias necesitamos crecer. Y  ambas dimensiones, opuestas entre sí, forman la persona que somos. Esa es la dinámica de la vida. Y así necesitamos aceptarla, pues no se tiene control sobre todo lo que nos acontece.

Pero es precisamente esa variedad de experiencias y posibilidades lo que lo infunde a la vida su riqueza.

  • ¿Cómo, pues, apreciar el descanso sin haber experimentado la fatiga del trabajo?
  • ¿Cómo reconocer un momento de triunfo, sin haber experimentado algún obstáculo o fracaso?
  • ¿Cómo valorar la salud si nunca se ha estado enfermo?

Vivir en cada extremo de turno, no es opcional

No podemos prescindir de ninguno de los dos polos con que la vida nos confronta. Y necesitamos tener apertura y flexibilidad para vivir cada uno de los extremos, que por demás no son opcionales. Para lo cual necesitamos construir los recursos y las competencias que demanda lidiar con cada extremo, así como la actitud adecuada para vivir en cada tipo de circunstancia.

De no hacerlo, estaríamos negando la mitad de nuestros recursos y posibilidades. En este caso estaríamos excluyendo una gama importante de elecciones y comportamientos potenciales existentes en nuestra condición y potencialidad como seres humanos, lo que hace que perdamos flexibilidad y adaptabilidad, pues al tener un comportamiento o emoción alienado, sólo contamos con las opciones que nos provee el polo identificado y aceptado, pero tenemos vedadas las posibilidades que potencialmente posee el polo rechazado – alienado.

Esta situación nos coloca en una posición de vulnerabilidad y desventaja en nuestra interrelación con el medio ambiente.  Así, por ejemplo, puede ser muy conveniente disponer de la fuerza y firmeza para poner límites a un ofensor; pero puede ser muy inconveniente, usar esa misma fuerza y firmeza para tratar con un niño recién nacido.

Cada experiencia nos modela y enseña

En la vida cada cosa tiene su tiempo u ocasión (oportunidad). Hay un tiempo propicio para todo. Ningún momento es absoluto. En Eclesiastés 9:11 el rey Salomón dice:

“Me fijé que en esta vida la carrera no la ganan los más veloces, ni ganan la batalla los más valientes; que tampoco los sabios tienen qué comer, ni los inteligentes abundan en dinero, ni los instruidos gozan de simpatía, sino que a todos les llegan buenos y malos tiempos”.

Si entendemos que así funciona este mundo en el que vivimos, tendremos la sabiduría y la fuerza para vivir cada situación que de turno nos toque experimentar, obteniendo aprendizaje y provecho de cada circunstancia. Entonces, cada experiencia humana cobra sentido. En cada experiencia vivida hay un valioso aprendizaje. Ninguna experiencia es desdeñable. Se requiere, entonces, flexibilidad y adaptabilidad para desenvolverse con efectividad en cada circunstancia.

Puede que alguna de las cosas que nos acontezca nos desagrade, pero en vez de renegar y rehusar vivirlas (lo cual no es opcional), recordemos que es el tiempo para que eso nos ocurra, en lugar de pensar que no debiera pasarnos, que eso está bien para otras personas, pero no para nosotros.

Si reconocemos que toda circunstancia y experiencia está dentro del menú de opciones que la vida tiene, entonces, podemos sacar un aprendizaje de cada situación que nos toque vivir.

Necesitamos crecer en flexibilidad y adaptabilidad

Se requiere, por consiguiente, de flexibilidad para desenvolverse con efectividad en cada momento, en cada circunstancia. Así, por ejemplo, se requiere la tristeza para tomar contacto con el valor de lo perdido y experimentar un necesario proceso de duelo; pero también se requiere experimentar la alegría en momentos donde nuestras necesidades son satisfechas. Asimismo, se requiere la fuerza y firmeza para hacer frente a un ataque o defender una postura que consideramos no negociable; pero también se requiere de la fragilidad y suavidad para cargar y atender un niño de meses de nacido.

Ahora, aprender a ser flexibles implica percibir el tiempo más como una oportunidad que en forma cronológica, para salirnos de la rigidez que significa ser gobernado por el reloj. Tal como lo expresa el rey Salomón: Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere bajo el cielo tiene su hora. Esto comporta un paradigma diferente al de nuestra cultura occidental que mide el tiempo en forma lineal e inelástica por el calendario; pero en la época del rey Salomón, importaba más lo que acontecía y su significado que la duración de las cosas. Esta visión occidental del reloj es uno de los obstáculos para entender la información cronológica que se posee. En el pensamiento hebreo era más importante lo que ocurría en el tiempo, que el transcurrir del tiempo como tal.

Si administramos el tiempo con rigidez, es muy difícil desarrollar flexibilidad.

Tenemos libertad para elegir nuestra actitud con que enfrentamos la vida

La vida nunca es fácil. “La vida es difícil”, dice M. Scott Peck. A veces puede parecer injusta, con altibajos. Sin embargo, la vida cobra sentido en el proceso de afrontar y resolver los problemas y dilemas que ella nos presenta. Los problemas y altibajos son una oportunidad para el crecimiento.

Muchas veces no tenemos elección sobre lo que nos toca vivir, pues no tenemos control total sobre nuestro destino, si bien cosechamos lo que sembramos; pero siempre tenemos la opción de elegir desde la conciencia y la responsabilidad; de inventar nuestras propias soluciones.

No siempre podemos elegir lo que nos toca vivir; pero siempre podemos elegir con que actitud vivir cada situación.

Aun ante las adversidades somos libres de elegir: somos libres de rendirnos ante las adversidades, o de esforzarnos para superarlas, y aun no superándolas, somos libres de elegir cómo reaccionar ante ellas. Por lo menos tenemos la opción de elegir interiormente de qué manera nos afectará lo que nos sucede.

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Tomado del libro Sabiduría para el Liderazgo

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Arnoldo Arana

Doctorado en Consejería de la Universidad Rhema en Jacksonville, Florida – USA. Maestría en Gerencia de Empresa y Lcdo. en Contaduría Pública. Coach certificado por la ICF. Psicoterapeuta. Escritor y conferencista en liderazgo, coaching y vida familiar.

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