El valor de soñar (envisionar)

Arnoldo Arana

Doctorado en Consejería de la Universidad Rhema en Jacksonville, Florida – USA. Maestría en Gerencia de Empresa y Lcdo. en Contaduría Pública. Coach certificado por la ICF. Psicoterapeuta. Escritor y conferencista en liderazgo, coaching y vida familiar.
5 junio 2021

Los grandes inventores y realizadores tienen mucho de soñadores; han desarrollado la capacidad de envisionar la consecución de logros y metas en el futuro.

Un ejemplo de una soñadora fue Wilma Rudolph. Cuando Wilma Rudolph vino al mundo nació con muchas deficiencias ya que nació prematura. Fue la vigésima de 22 hijos. Cuando era pequeñita, contrajo pulmonía doble y escarlatina. A los 4 años de edad le dio poliomielitis y su pierna izquierda comenzó a atrofiarse. Los doctores pensaban que no volvería a caminar. Finalmente, y con la ayuda de una abrazadera y un zapato ortopédico empezó a caminar poco a poco. Había estado postrada en cama y fuera de la escuela durante 2 años.

El sueño de Wilma Rudolph

A los 11 años de edad se quitó la abrazadera y el zapato ortopédico. Wilma Rudolph estaba libre al fin. Ella soñaba con correr. Tenía una pasión absoluta por correr y soñaba con ser una gran corredora. De vez en cuando faltaba a la escuela y se escapaba a un estadio local. Al año ya desafiaba a los muchachos del vecindario y ganaba a la mayoría de ellos. A los 15 años, 4 años después de quitarse la abrazadera, comenzó a entrenar para el equipo femenino de pista de la universidad de Tennessee. A los 16 calificó para el equipo olímpico de 1956, ganando medalla de bronce. En 1960, a los 20 años de edad, volvió a calificar para el equipo olímpico. En esa olimpiada, a pesar de un tobillo torcido, ganó medallas de oro en 100, 200 metros planos y relevos de 400 metros.

Wilma Rudolph no veía sus enfermedades, ni sus limitaciones físicas, ni sus carencias económicas como obstáculos insalvables. Sabe por qué, porque ella no estaba enfocada en sus problemas sino en sus sueños. ¡Y cuando hay un sueño grande, no hay barreras ni dificultades que no pueden ser vencidas!

Los sueños hacen que nos veamos en todo nuestro potencial

El sueño hace que nos veamos a nosotros en la forma correcta: sin complejos, sin defectos, sin prejuicios; en todo nuestro potencial. Los sueños sacan lo mejor de nosotros, nos impulsan a utilizar al máximo nuestras potencialidades. Muy acertadamente dice Zig Ziglar:

”Un individuo no es más grande que sus sueños, ideales, esperanzas y planes. Sencillamente tiene el sueño y trabaja en su cumplimiento. Es el sueño el que hace al individuo”.

Sin un sueño, sin una visión es difícil tener la energía y la fuerza para avanzar en la vida.

¿Qué son los sueños (visiones)?

No nos referimos a lo que hacemos cuando estamos durmiendo, sino a la capacidad de envisionar de cara al futuro. La invitación es a ser soñadores despiertos.  Me refiero a la habilidad de visionar, de concebir proyectos, de proponerse grandes realizaciones, de hacerse expectativas altas – estando despiertos – de nuestro futuro

Los sueños son expresiones naturales muy particulares del espíritu humano. Tienen que ver con los deseos y ansías del corazón; se relacionan con nuestras más profundas querencias como seres humanos. El sueño es la visión positiva y deseada de cosas que no han ocurrido. Es una fuerza activa que nos impulsa a establecer metas y nos provee de la motivación y las energías necesarias para alcanzar dichas metas. Nos brinda también una razón de ser para la vida. Nos ayuda a organizar nuestros pensamientos y concentrar nuestros esfuerzos; a concentrarnos en las cosas que son importantes para nosotros.

¿Tiene usted un sueño?

Si no lo tiene, con seguridad lo tuvo en el pasado. Todos tenemos un poderoso deseo en lo profundo de nuestro corazón, un anhelo que nos motiva y toca las fibras más íntimas de nuestro ser, una pasión que enciende la chispa en nuestra alma, energizándola y movilizándola a la acción. Es aquello para lo cual hemos nacido. Los sueños encienden nuestro sentido de destino.

La importancia de tener sueños            

Cierta vez le preguntaron a Hellen Keller (escritora invidente) que sería peor que ser ciego de nacimiento. Ella respondió: “Tener vista y no tener visión” (Tener vista y no tener sueños). Una vez alguien dijo refiriéndose a un hombre superficial:”Es alguien que no tiene profundidad porque no tiene visión (es decir, sueños)”. John Maxwell agrega:”La persona más pobre del mundo no es aquella que no tiene un centavo, sino aquella que no tiene una visión (que no tiene sueños)”. Si usted no tiene un sueño (una visión, un propósito en su vida), nunca llegará a ser lo que podría ser, según el potencial que hay en usted.

Convirtiéndonos en soñadores despiertos y activos

Ahora, no basta con tener sueños. Necesitamos desarrollar la capacidad de traducir los sueños en realidad, vale decir, operacionalizar nuestros sueños. Y eso requiere enfoque, esfuerzo, disciplina y perseverancia. Jonh Mason dice: “El desafío para todos nosotros es ser soñadores dedicados, o tal vez sería mejor decir soñadores decididos”.

No dejes que nadie te robe tus sueños

Cuando comencemos a manifestar nuestros sueños, habrá muchísimas personas tratando de hacernos desistir, mostrándonos cuan imposibles son nuestros sueños, tratando de robarnos nuestros sueños. Así ocurre:

  • Hijo eso es muy difícil
  • Tú no tienes condiciones para lograrlo.
  • Se requieren muchos recursos financieros para ese proyecto.
  • La posibilidad de que consigas es una en un millón, con tantos aspirantes.

Dexter Yager dice:¡No deje que nadie le robe tus sueños!

Principios para trabajar con los sueños:

El sueño debe ser más grande de lo que la persona es hoy

El sueño debe ser tan grande que no existe manera de lograrlo, siendo la persona que eres hoy, porque el propósito real sueño es que crezcamos, que cambiemos, que seamos transformados; que nos convirtamos en la clase de persona capaz de obtener dichos sueños. El sueño debe ser más grande que cualquier cosa que hayas logrado anteriormente. El sueño debe conllevar a una gran recompensa que nos motive a trabajar por él. Necesitamos entender este principio, porque si nuestro sueño no requiere realizar cambios de nuestra parte, entonces es demasiado pequeño.

Estirándonos para alcanzar los sueños

Si podemos lograr nuestros sueños y visiones, siendo la persona que somos hoy, entonces nuestro sueño es muy pequeño. Si nuestro sueño no requiere que nos asociemos con personas diferentes, por encima inclusive de nuestro nivel intelectual, espiritual, empresarial, etcétera; que leamos libros diferentes, que nos instruyan y amplíen nuestros conocimientos y nuestra visión; que hagamos cosas diferentes, como levantarnos más temprano, o asistir a algún seminario o adiestramiento, o comenzar a estudiar; que hagamos cambios en nuestra vida, que afecten, por ejemplo, la forma como distribuimos el tiempo y asignamos nuestras prioridades; que hagamos cambios en nuestros hábitos, como por ejemplo adquirir el hábito de la lectura, o la escritura; que hagamos cambios en nuestro estilo de vida, como cuidar nuestra salud, o mejorar nuestra vida espiritual; que hagamos cambios en nuestros valores, dedicándonos, por ejemplo, al cultivo de la excelencia, la integridad, entre otros atributos; que hagamos cambios en nuestras metas; que hagamos cambios en nuestras prioridades; que hagamos cambios en la manera como tomamos decisiones. Si nuestros sueños y visiones no requieren que hagamos cambios en estas cosas nombradas anteriormente, entonces nuestro sueño no es lo suficientemente grande, porque la razón de una visión grande es para que nos motivemos a cambiar. El sueño te cambia.

Conseguir nuestros sueños va a demandar crecimiento, enfoque y trabajo

Conseguir nuestros sueños va a requerir de parte nuestra realizar muchos cambios y ajustes en nuestra vida: en nuestros paradigmas, en nuestras prioridades, en nuestros hábitos, en nuestro carácter en general; va a demandar disciplina, trabajo esforzado, enfoque, compromiso, responsabilidad, entre otros elementos. La cristalización de nuestros sueños seguro que demandará mucho tiempo, esfuerzo y sacrificio. Nuestros sueños nos incomodarán y nos sacarán de nuestra zona de confort.  Dice John Maxwell:

“Quien tiene un sueño conoce a lo que tiene que renunciar con el propósito de avanzar”.

 La consecución de nuestros sueños requiere un gran compromiso personal

La realización de un gran sueño, demanda, pues, un gran compromiso de nuestra parte. De algo estoy seguro: las circunstancias, el azar y otras personas, no se pondrán de acuerdo para ayudarle a alcanzar tus sueños; si los logras alcanzar fue porque te propusiste con todas tus fuerzas y con todo tu corazón. Por el contrario, cuando surge una buena idea, cuando nace un propósito grande, le salen al paso detractores y opositores gratuitos, que tratarán de desviarte de sus sueños, desanimarte y hacerte desistir. Sobran los pesimistas, los mediocres, los envidiosos, los negativos y los egoístas que tratarán de robarte sus sueños; pero como acostumbra a decir Dexter Yager: No dejes que nadie te robe tus sueños”. Nunca renuncies a tus sueños, porque habrás perdido la mejor parte de ti. Cuando un sueño muere, algo fundamentalmente humano se ha perdido, y la mejor parte de la vida se ha ido con él.

No dejes morir tus sueños

Los sueños pueden morir si no se cultivan y alimentan   con frecuencia. Como dijimos, los sueños son expresiones naturales del ser humano. Ellos afloran procedentes del corazón; pero también pueden morir fácilmente si no se les cultiva.  Los sueños, si no se alimentan frecuentemente, pueden ser presas fáciles de: la crítica, el negativismo, la incomprensión, el pragmatismo, la conveniencia temporal o el conformismo nuestro y de las personas que nos rodean.

#sueños #visiones

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Arnoldo Arana

Doctorado en Consejería de la Universidad Rhema en Jacksonville, Florida – USA. Maestría en Gerencia de Empresa y Lcdo. en Contaduría Pública. Coach certificado por la ICF. Psicoterapeuta. Escritor y conferencista en liderazgo, coaching y vida familiar.

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