“El sabio piensa con anticipación; el necio trata de engañarse y no quiere reconocer los hechos” (Proverbios 14:8).
Planificar es una parte esencial de una buena gerencia aplicada a cualquier actividad, incluyendo la propia vida. “Toda empresa tiene por fundamento planes sensatos, se fortalece mediante el sentido común, y prospera manteniéndose al día en todo” (Proverbios 24:3-4).
Hay sabiduría en ser planificado, en pensar con anticipación. Al planear hay más posibilidades de que nuestra vida y nuestros emprendimientos transcurran de la forma que queremos, y que no seamos arrastrados por la corriente del entorno: intereses de otros, circunstancias externas, etcétera. Esta actitud de anticipación supone adoptar un estilo proactivo de gestionarse. Esto implica reflexionar, sopesar, analizar y prever antes de actuar. Planificar es contrario a actuar por impulso o por inercia; denota intencionalidad. “Toda empresa tiene por fundamento planes sensatos…”.
La planificación permite elegir a conciencia una dirección: elegir a dónde se quiere estar en el futuro.
Planear no es pensar en las decisiones futuras, sino pensar en las decisiones presentes que alterarán el futuro
Esta dirección no es un pronóstico; es más una toma de conciencia del futuro deseado de la persona u organización; lo que conlleva, en el presente, a una toma de decisiones para alcanzar ese futuro.
Más que la toma de decisiones futuras, se refiere a cómo las decisiones actuales pueden afectar el futuro de la persona u organización.
En otras palabras, la planificación efectiva tiene que ver con crear el futuro, más que simplemente prepararse para él.
La planificación permite traer el futuro al presente, y tratar con él ahora. Planificar es, entonces, definir y prever que se ha de hacer para modificar el entorno, la organización y la propia persona, para alcanzar los resultados propuestos y lograr el futuro deseado. Es diseñar en forma proactiva el futuro y hacer que éste suceda.
Planificar significa empezar con un fin en mente
Tener una clara comprensión de hacia dónde se quiere llegar, lo cual nos lleva a planificar hoy el trabajo de mañana. Significa saber adónde se está conduciendo uno mismo y a la organización que se lidera.
En ese sentido, como dice Russell Ackoff: “La planificación… se anticipa a la toma de decisiones. Es un proceso de decidir… antes de que se requiera la acción”.
La planeación es más un proceso que un resultado
La planificación no sólo debe verse como un ejercicio académico, sino más bien como un estado mental; una forma de proceder.
La planeación es más un proceso que el mero resultado de producir metas y planes. Este proceso conlleva reflexión previa a la acción. Esta reflexión demanda análisis, evaluación e investigación; requiere manejo de información, tanto interna (procesos, recursos, competencias, etcétera) como externa (mercado, tecnología, competencia, etcétera). La planeación requiere desarrollar una mentalidad estratégica. Pero también requiere accionar en el presente.
En línea con lo dicho, George T. Chadwick define la planificación como el proceso de reflexión y acción humana.
Planificar no provee una garantía para llegar al futuro visualizado; pero sin saber a dónde dirigirse, cualquier lugar al que se llegue está bien. En todo caso, planear es evidencia de vivir la vida con intencionalidad, lo cual requiere tener una visión clara de hacia donde se quiere avanzar.
Para reflexionar:
- ¿Acostumbras a planificar tu futuro, o te mueves por inercia?
- ¿Tienes un fin en mente antes de iniciar una actividad?
Agradecemos tu apoyo para difundir estos temas que creemos son útiles para el desarrollo personal. Puedes darle clic en los iconos de las redes sociales, o puedes recomendar esta lectura. También nos gustaría conocer tu opinión.
!Juntos podemos marcar una diferencia!
#planificar #certidumbre #proactividad #anticipación
0 comentarios