Poner primero lo primero constituye un acto esencial en la vida. Stephen Covey
Porque nos permite liberarnos de la tiranía de lo urgente para dedicar tiempo a las actividades que en verdad dan sentido a nuestras vidas.
Poner primero lo primero significa decidir qué es lo más importante y ocuparse de eso primero.
Prioridad se deriva del latín prior (anterior), y hace referencia a la anterioridad de algo respecto de otra cosa, ya sea en el tiempo o en el orden. Significa privilegiar algo por encima de otras cosas, como consecuencia de asignarle una mayor importancia y preponderancia.
En línea con esa idea dijo:
“Lo que importa más nunca debe estar a merced de lo que importa menos” (Goethe).
Pero, hay dos cosas que en general las personas encontramos muy difícil de hacer: ser previsivos y hacer las cosas en orden de importancia.
Pero la clave para vivir con efectividad y satisfacción es tener claras las prioridades, y actuar con base a ellas.
Ahora, vivir por prioridades es una habilidad que necesitamos aprender a desarrollar. Necesitamos aprender a organizamos para vivir y trabajar con base a prioridades. Ese proceso es ayudado si contamos con valores claramente definido que nos guíen, y tenemos, además, metas claras y específicas.
La disciplina de vivir por prioridades
Aprender a andar en las prioridades requiere también construir cierta disciplina para mantener el enfoque en ellas, evitando la distracción en cosas menos importantes, o evitar la procrastinación, o evitar la tendencia a diluirse en muchas cosas al mismo tiempo, lo cual nos resta efectividad. Hay que saber decir NO a muchas cosas, para poder enfocarnos en las prioridades. Esto requiere saber administrarnos a nosotros mismos. Lo resumiría como la disciplina de llevar a cabo lo importante.
También es importante que la atención en las prioridades se dé es forma focalizada, en términos de metas, pues nuestra capacidad de acción y recursos es limitada. Una buena regla es no más de dos o tres metas a la vez, para evitar dispersarse en muchas cosas a la vez y, como consecuencia, perder efectividad.
Asimismo, es importante saber balancear las prioridades. El verdadero éxito en la vida es balanceado, de allí la necesidad de saber balancear las diversas áreas de vida (familia, salud, trabajo, etc.) y los roles (padre-madre, cónyuge, trabajador, hijo, miembro de una comunidad, etc.).
¿Cuáles son tus prioridades?
Quiero hacerte algunas preguntas:
- ¿Cuál sientes que es el área o áreas más importante en tu vida? ¿Trabajo, familia, salud, finanzas, vida social, alguna otra?
- ¿A dónde va tu tiempo? Hacía donde se direcciona tu tiempo, es lo que define tus reales prioridades.
- ¿En tu vida cotidiana a qué es lo que realmente le dedicas más esfuerzo y tiempo?
- ¿La manera en que te desempeña en el día a día, está en alineación con el área que identificas como la más importante?
- ¿Con qué áreas de tu vida está más satisfecho? ¿Con cuáles está más insatisfecho?
- ¿Consideras que necesitas hacer una reasignación en la manera como gestionas tu tiempo, para alienarlo más a tus prioridades definidas?
- ¿Qué acciones específicas necesitas realizar para pasar de la distribución real de tu tiempo a la distribución deseada, en función de tus prioridades?
- ¿Cómo aprovechar tu tiempo y energía para andar en tus prioridades?
El uso del tiempo como medidor de nuestras reales prioridades
La forma como usamos el tiempo, nos puede dar una clara idea de cuáles son nuestras prioridades. El tiempo dedicado es un indicador revelador de nuestras prioridades.
El tiempo como ninguna otra variable mide lo que es prioritario e importante en nuestras vidas, más allá de nuestras definiciones y declaraciones. A lo que le dedicas la mayor parte del tiempo y esfuerzo se convierte, consciente o inconscientemente, en tu prioridad y en tu valor real. El tiempo dedicado a algo es un indicador muy elocuente que mide tu prioridad real (no tu prioridad ideal), independiente de la percepción que tengas de lo que es prioritario.
Ahora, podemos estar ocupado en cosas que no son realmente los asuntos importantes en nuestra vida. Y aun trabajar en forma muy concentrada. Pero lo importante es saber si estamos trabajando en la dirección correcta, vale decir, en lo que es importante, valioso, en lo que representa nuestras más importantes prioridades.
¿En qué estoy ocupando mi tiempo?
No se trata de estar ocupado, sino de estar ocupado alrededor de nuestras prioridades. Cuando estamos ocupados, podemos creer que estamos yendo a algún lugar. Pero una ocupación no equivale a tener efectividad ni garantiza resultados. Actuar con base a prioridades requiere enfocarse es lo que es verdaderamente importante.
Tres actitudes que necesitamos evitar
Hay tres actitudes que atentan contra nuestras prioridades, de las cuales debemos cuidarnos en nuestro accionar:
- La prisa de lo inmediato y la presión de la impaciencia. La necesidad de atender lo “urgente”. Funcionar con un enfoque de apagar fuegos como si fuéramos un bombero. Movernos en lo que nos presiona en el día a día, en lo que nos produce gratificación inmediata, y no tener la paciencia para esperar la madurez de los procesos, la consumación de los resultados. Y eso nos puede desviar de las prioridades, de lo importante.
- La atracción por lo intenso y placentero. Esta cultura hedonista nos empuja a buscar el placer, lo sensual, que se relaciona con el entretenimiento como estilo de vida, o las actividades que activan nuestra adrenalina.
- La seducción de lo fácil. Es funcionar para obtener algo con el menor esfuerzo posible. Hay varios factores que influyen para inclinar la decisión del lado fácil:
– Tendencia a obtener resultados a corto plazo. Mucha gente se orienta por resultados de corto plazo, y ese enfoque puede desviar de las prioridades importantes cuya consecución puede llevar más tiempo.
– Tendencia a mantenerse en la zona de confort: a no incomodarse, no complicarse la vida.
– Tendencia a mantener el estatus quo: evitar lo novedoso, lo no conocido.
– Tendencia a adoptar más decisiones rutinarias que decisiones nuevas. Por aquello de que más vale malo conocido que bueno por conocer.
Con mucha frecuencia sucumbimos a lo inmediato, intenso – placentero y fácil, a expensas de nuestras prioridades.
¿Cómo enfocarnos en las prioridades?
El problema es que vivimos en un mundo con muchas distracciones: redes sociales, internet, televisión, eventos sociales, etc. que nos sustraen tiempo y nos alejan de nuestras prioridades.
Pero se requiere desarrollar enfoque en las prioridades. Solo con un enfoque en las prioridades podrás decidir inclinarte hacia lo que es realmente importante en tu vida.
Solo con un enfoque en las prioridades podrás decidir lo que es realmente importante. Los resultados relacionados con tus áreas consideradas prioritarias, no llegarán a tu vida hasta que cambies de enfoque, vale decir, pongas la atención (esfuerzo, tiempo y acción) en las áreas más relevantes e importantes.
El riesgo de no contar con prioridades
El riesgo de no tener prioridades claramente definidas en tu vida, es dispersarte en muchas cosas, y ser incapaz de concentrar un esfuerzo enfocado y, en consecuencia, perder efectividad.
Cuando no somos capaces de definir y organizar nuestra vida con base a prioridades, corremos el riesgo de dispersarnos, desenfocarnos, perder equilibrio y efectividad en lo que hacemos. Podemos, además, malgastar nuestro tiempo en atender urgencias; y peor aún desarrollar un desempeño orientado a apagar fuegos.
A modo de conclusión
Priorizar es elegir, poner orden en nuestra vida y retomar el control de la misma distinguiendo entre lo crucial, lo superfluo o prescindible, lo urgente y lo importante.
- La pregunta, entonces, no es ¿voy a estar ocupado?, sino ¿cómo voy a invertir mi tiempo?
- La pregunta no es ¿mi agenda está llena?, sino ¿qué actividades llenarán mi agenda?
¿Sabes tú ya qué es lo primero, lo elegiste ya?
Cierro con Mark Twain:
Para cambiar tu vida necesitas cambiar tus prioridades.
Y recuerda: cuando las prioridades están claras, las decisiones son fáciles.
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