“Las actitudes son más importantes que los hechos”. Dr. Karl Menniger.
También acotaba William James:
“El gran descubrimiento de mi generación es que los seres humanos pueden alterar sus vidas al modificar las actitudes de su mente”.
Las palabras jamás pueden transmitir de un modo adecuado la importancia que tienen las actitudes en nuestra vida, relaciones y desempeño. La actitud con que asumes la vida cada día es la decisión más importante que puede tomar cada mañana al levantarte. Alguien dijo alguna vez que lo importante no es lo que nos sucede, sino como respondemos ante ello; es la actitud con que reaccionamos ante las circunstancias lo que marca la diferencia. Tu actitud influencia sus acciones y éstas tus resultados.
Derrota vs. victoria, optimismo vs. pesimismo, fracaso vs. éxito, paz vs. desesperanza, obstáculos vs. oportunidades, es un asunto de elección de donde nos enfocamos.
La actitud de vida es una elección
No podemos elegir siempre lo que nos acontece, pero si podemos elegir como reaccionar ante lo que nos acontece.
“La última de las libertades humanas es escoger la actitud de uno en cualquier clase de circunstancias” (Victor Frankl).
Víctor Frankl dijo también: «Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas, la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias para decidir su propio camino». Esta frase, dicha por el Dr. Victor Frankl, un sobreviviente de los campos de concentración nazi, es muy elocuente y está avalada por el testimonio de su propia vida.
No es libertad de condiciones, sino libertad de tomar una decisión teniendo en cuenta las condiciones. Cuando permitimos que las circunstancias determinen nuestra actitud perdemos el control de nuestra vida.
Esto es lo que nos recuerda Frankl que sirve para abrirnos los ojos: «Las experiencias de la vida en un campo de concentración demuestran que el hombre tiene capacidad de elección. Muchos de los prisioneros del campo de concentración creyeron que la oportunidad de vivir ya les había pasado y, sin embargo, la realidad es que representó una oportunidad y un desafío: que o bien se puede convertir la experiencia en victorias, en un triunfo interno, o bien se puede ignorar el desafío y limitarse a vegetar como hicieron la mayoría de ellos». En línea con esto dicho por el Dr. Víctor Frankl, dice el Dr. Martin Seligman:
“La vida inflige los mismos contratiempos y tragedias en el optimista como en el pesimista, pero el optimista las resiste mejor”.
Siempre tenemos el poder de elección, y esa elección ?con resiliencia o resignación? marca nuestro devenir.
La actitud es una postura ante la vida
Hay personas que solo pueden pensar en lo negativo, sus mentes están llenas de pesimismo; mientras otras se focalizan en el lado esperanzador de la vida, en las oportunidades. Tener una actitud positiva y entusiasta implica vivir con una expectación optimista de la vida; es esperar los mejores resultados; es ver posibilidades y beneficios en todas las cosas que nos acontecen.
Ahora, la actitud positiva no se trata de simples frases, tipo cliché, a veces ingenuas, que repetimos para convencernos de algo o para negar o distraernos de la realidad que está viviendo. Por más que nos repitamos frases “alentadoras”: soy el mejor, todo lo puedo, etcétera, la situación no va a cambiar como por arte de magia. De hecho, la actitud positiva no va hacer desaparecer los obstáculos reales de tu vida; pero una actitud positiva ya es parte de la respuesta de solución a los problemas. La actitud positiva no es algo mágico. Tener una correcta actitud positiva no hace desaparecer los problemas, pero si nos coloca en el mejor estado mental para enfrentar las dificultades y desafíos de la vida. Dice S Covey:
“La actitud adecuada permite que nuestra respuesta este al nivel del desafío que nos toca enfrentar”.
La actitud positiva ayuda a nuestra mente a pensar libremente, haciendo que las ideas y soluciones surjan a la superficie; por el contrario, una actitud negativa produce un entorpecimiento y sofoca la creatividad. Dice David Schwartz:
“Cuando la mente no cree, atrae las razones para sustentar el fracaso. Por el contrario, la actitud de creer que se puede, genera la fuerza, destreza y la energía que necesitamos para hacernos salir airosos. Cuando creemos que podemos hacerlo, el cómo hacerlo surge”.
Cuando nuestra actitud es negativa nos volvemos incrédulos y pesimistas, y socavamos la creencia en nosotros mismos y en las personas.
Desarrollar una actitud positiva exige un esfuerzo deliberado y continuo por ubicarnos en el lado esperanzador de la vida
La actitud positiva (amino, entusiasmo, esperanza) no es estática, es un proceso continuo y dinámico de orientación y focalización en el lado positivo de la vida. Desde este punto de vista la actitud positiva se convierte en un hábito: una forma de ser y estar en el mundo. La actitud positiva se aprende. En línea con esto dice el Dr. Martin Seligman: “El optimismo se aprende”. Podemos desarrollar una actitud positiva.
La actitud positiva es un estado mental que solamente puede mantenerse haciendo un esfuerzo deliberado, con un enfoque intencional y consciente de concentrarnos en las cosas positivas. Requiere de un esfuerzo de adaptación y flexibilidad al entorno y circunstancias de vida, manteniendo un estado optimismo, independientemente de las circunstancias (favorables o desfavorables).
En este sentido es oportuna la exhortación del apóstol Pablo expresada a los Filipenses (4:8):
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”.
Charles R. Swindoll interpreta el pasaje de la Biblia antes citado de la siguiente manera: “Verdaderamente un buen consejo: En esto pensad. Concentre su atención es estos seis aspectos específicos de la vida: no en sueños fantásticos e improbables, sino en lo verdadero, real, válido; no en las cosas baratas, ligeras y superficiales, antes en aquello que es honesto es decir, digno de respeto ; no en lo malo, injusto, crítico o negativo, sino en lo justo; no en las cosas carnales, indecentes y obscenas, sino en lo puro; no en lo que incita a la discusión y la defensa a otras personas, sino todo lo contrario en aquello que es amable, agradable, atractivo y simpático; y, por último, no en cosas tales como la calumnia, el chismorreo y los desaires, sino en lo que es de buen nombre, edificante, y que hace que la gracia fluya”.
Fruto de su orientación a pensar y a enfocarse en lo esperanzador, el apóstol Pablo pudo decir a los Filipenses (4:11,12):
«… he aprendido a contentarme cualquiera sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para tener necesidad».
Estas palabras no reflejan un simple estado de conformismo o resignación, sino de adaptación y flexibilidad al entorno y circunstancias de vida, manteniendo un estado de contentamiento (alegría, optimismo, esperanza), independientemente de las circunstancias (favorables o desfavorables).
El Apóstol Pablo había desarrollado, en medio de sus problemas y conflictos, la habilidad de ajustar su actitud a la medida de la situación que le tocaba vivir. De la experiencia de Pablo podemos concluir que la actitud positiva es una habilidad que se puede aprender. Ahora, el aprender esta actitud no le vino automáticamente. Pablo aprendió a focalizarse en el lado optimista y esperanzador de la vida y a ver las circunstancias adversas no como problemas, sino como oportunidades de aprendizaje y de madurar y crecer en carácter.
La actitud mental positiva demanda estar permanentemente en guardia contra los factores negativos, hasta que esto se convierta en un hábito. De tal manera que existe la necesidad de renovar constantemente nuestra actitud; de refrescar puntos de vista y de recuperar el enfoque positivo.
Factores que potencian tu actitud positiva
- Tener un sentido de propósito: «No hay nada en el mundo que capacite tanto a una persona para sobreponerse a las dificultades ‘externas’ y a las limitaciones ‘internas’, como la consciencia de tener una tarea en la vida». (Victor Frankl). Cuanto más desde adentro vivimos con una visión y un propósito y cuanto mayor sea su impacto en los demás, con más facilidad nos resultará resistir las vicisitudes de la vida.
- Cultivar el humor: Es sabido que el humor, más que cualquier otra cosa en la existencia humana, proporciona el distanciamiento necesario para sobreponerse a cualquier situación, aunque sea un instante.
- Cultivar la gratitud: «Tomar conciencia de las cosas positivas que existen en tu vida, te hacen sentir más esperanzado de que habrá cosas positivas en el futuro”.
- Cultivar las emociones y estados positivos, como la esperanza, el optimismo.
El optimismo no es solo una actitud, es una elección consciente de buscar lo positivo en cada situación. Martin Seligman
Puntos clave:
- La actitud es la postura con que elegimos enfrentar las circunstancias de la vida.
- La actitud es la manera en que comunicamos nuestros sentimientos a los demás. La actitud es la disposición que transmites a los demás.
- Las personas son el producto de su propia manera de pensar. Henry Ford acostumbraba decir: “Tanto si piensa que puede como si piensa que no puede, de cualquier modo, está en lo correcto”.
- Cultivar una actitud positiva requiere un esfuerzo deliberado y consistente. Nuestra actitud no es automáticamente buena por el solo hecho de que lo queramos. La actitud positiva es un estado mental que solamente puede mantenerse haciendo un esfuerzo intencional, consciente de concentrarnos en las cosas positivas.
- Nuestros paradigmas son la fuente de nuestras actitudes, de manera que, si quiere cambiar una actitud, debe comenzar por cambiar el paradigma que subyace detrás de ella.
- ¡Tenga cuidado! La actitud es contagiosa, especialmente la actitud negativa.
- No importa el tipo de circunstancia que nos toque vivir, siempre podremos elegir ser feliz. El vivir por encima de las cosas básicas es una elección.
Para reflexionar:
- ¿Con qué actitud comienza usted cada día de su vida?
- ¿Cuál es su postura ante los problemas y adversidades que enfrenta cada día?
- ¿Cómo ve las situaciones y acontecimientos que ocurren en su vida, como oportunidades o como fracasos?
- ¿Cómo reacciona la gente a su alrededor ante su actitud? Cuando tenemos una actitud positiva la gente responde favorablemente. Cuando tenemos una actitud negativa la gente tiende a rehuirnos.
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