Cuando las prioridades están claras las decisiones se hacen fáciles.
La capacidad para definir y vivir por prioridades es proporcional a la efectividad personal que se consigue.
El riesgo de no tener prioridades claramente definidas en nuestra vida, es dispersarnos en muchas cosas, y ser incapaces de concentrar un esfuerzo enfocado y, en consecuencia, perder efectividad.
Construyendo una vida con base a prioridades
Necesitamos, pues, desarrollar la disciplina de ordenar nuestras prioridades por orden de importancia, y definir qué roles y áreas son los más importantes en nuestra vida, y luego alinear nuestro tiempo, recursos y energía, con esas áreas y roles que hemos definido como prioritarios. Esa es la única forma de construir efectividad en nuestro desempeño. Por eso como decía Stephen Covey:
Poner primero lo primero constituye un acto esencial en la vida.
Las personas que viven por prioridades entienden que actividad no es necesariamente realización. Estar ocupado no es sinónimo de productividad y efectividad. La efectividad resulta del enfoque en lo que es importante.
¿Qué significa vivir por prioridades?
Prioridad se deriva del latín prior (anterior), y hace referencia a la anterioridad de algo respecto de otra cosa, ya sea en el tiempo o en el orden. Significa privilegiar algo por encima de otras cosas, como consecuencia de asignarle una mayor importancia y preponderancia.
Esto va más allá de establecer una herramienta o lista de tareas con un orden y jerarquía, ya que definir prioridades no es algo estático, pues la vida es dinámica y cambiante. Definir prioridades es más un proceso. Por lo tanto, necesitamos criterios claros y firmes que nos permitan evaluar constantemente nuestra vida y nuestras circunstancias; que nos faciliten la toma de decisiones cuando los imprevistos, las contingencias, y los pedidos de otras personas nos interrumpan y nos quieran sacar del curso de acción, o aparezca un falso objetivo que amenace con distraernos. Un buen criterio lo constituye un sistema de valores jerarquizados, así como propósitos y metas claramente definidos. Si contamos con unos valores claramente definidos, jerarquizados y comprometidos, y propósitos y metas claros, siempre podremos saber cómo establecer nuestras prioridades.
Lo cierto es que vivir bajo un sistema de prioridades es esencial para la efectividad personal. Cuando no somos capaces de definir y organizar nuestra vida con base a prioridades, corremos el riesgo de dispersarnos, desenfocarnos, perder equilibrio y efectividad en lo que hacemos. Podemos, además, malgastar nuestro tiempo en atender urgencias; peor aún, desarrollar un desempeño orientado en apagar fuegos.
Construyendo la disciplina de vivir por prioridades
Se requiere construir disciplina para mantenerse actuando en las prioridades, aun cuando no estemos naturalmente motivados. En la práctica vivir por prioridades requiere, además de claridad de lo qué es importante, tener la disciplina para privilegiar lo importante en la acción cotidiana, para no desviarse en asuntos urgentes, imprevistos, no alineados a los objetivos de vida. Ayuda a este proceso el desarrollar un compromiso y un sentido de responsabilidad con aquellas cosas que hemos definido como prioridad. Porque una cosa en definir prioridades, y otra el accionar y vivir privilegiando en nuestro quehacer diario esas prioridades. Esa es una disciplina que se construye.
Vivir por prioridades requiere también saber a qué decir NO, a fin de lograr concentrar la atención y el esfuerzo en pocos objetivos al mismo tiempo, vale decir, posponer y aplazar unas cosas en beneficio de otras, o lo que es lo mismo, poner límites, sabiendo que nuestra capacidad de esfuerzo y tiempo son limitados. Recordando, además, que nunca hay tiempo suficiente para hacerlo todo, pero siempre hay tiempo para hacer las cosas más prioritarias e importantes.
Define e identifica tus prioridades en tus diversas áreas: familia, trabajo, relaciones, etc. Sé intencional en vivir por prioridades. Determina a vivir por prioridades. El saber vivir por prioridades es una disciplina que se construye, y que requiere voluntad, definiciones claras y desarrollar capacidad de enfoque. Este es un proceso sobre el que bien vale la pena trabajar por los beneficios que aporta en términos de congruencia, resultados satisfactorios y efectividad personal.
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