Una mentalidad fuerte sabe posponer la gratificación o satisfacción de una necesidad presente a una mejor y más grande gratificación futura.
Esto requiere estar dispuesto a invertir y trabajar sin ver los resultados en lo inmediato, sabiendo que cosechar resultados que valen la pena lleva tiempo. Requiere trabajar para evitar el sentido de inmediatez, las soluciones instantáneas, los resultados a corto plazo; el no ceder a la recompensa inmediata pero pequeña; es luchar contra la impulsividad y e impetuosidad, desarrollando paciencia en el proceso; es saber esperar la maduración de los procesos; y trabajar por soluciones más permanentes a los problemas, evitando crear soluciones transitorias, temporales, de corto plazo.
Significa sufrir, sacrificar hoy con la esperanza de una mejor y más duradera gratificación futura, en lugar de entregarnos a la gratificación inmediata y presente, con la esperanza de que el sufrimiento y sacrificio futuro no sea necesario, cosa que termina siendo lo contrario. Significa reemplazar recompensas instantáneas que tienden a ser de menor calidad y duración, por recompensas futuras de mayor calidad y duración.
Esa mentalidad de posponer la gratificación es la que nos ayuda para ahorrar para la jubilación en vez de gastarlo todo en el presente, para trabajar hoy duro para tener una vida más relajada mañana, invertir hoy para disfrutar de ganancias mañana, concentrase en estudiar duro para sacar una profesión, absteniéndose de diversiones, para vivir mejor económicamente, invertir tiempo y dinero para construir una buena salud, en vez de gastar recursos para reparar la salud que no se atendió.
Este proceso requiere desarrollar la disciplina de diferir el disfrute inmediato por un disfrute mejor y más duradero. Supone también evitar vivir para el presente, como si el futuro no existiera.
Cuando se desarrolla esa mentalidad nos hacemos fuertes, en el sentido, de no ceder fácilmente al placer inmediato, de poder resistir a las tentaciones; de tener la paciencia para esperar la maduración de los procesos.
Pero en una sociedad de consumo que estimula el consumo y la gratificación inmediata, resulta difícil desarrollar este tipo de mentalidad capaz de posponer la recompensa y el placer presente por uno mejor y más duradero en el futuro. Además, la noción de aplazar el placer, o posponer la gratificación, parece contraria a los sentidos, por lo que desarrollar este tipo de mentalidad requiere una gran intencionalidad y disciplina.
Hoy vivimos en una cultura de comprar hoy, aunque no tengamos dinero: podemos pagar después. Las campañas de marketing nos llenan de mensajes que dicen: “disfrutemos de la vida hoy, sin preocuparnos por el mañana”. Tomar crédito es muy sencillo: pasas la tarjeta y puedes pagarlo todo en plazos y sin intereses. El problema de todo eso es que comprar hoy y pagar después es precisamente lo que hipoteca nuestro futuro, y nos impide construir un patrimonio.
Recuerda que lo bueno es enemigo de lo mejor. Y lo mejor, generalmente, requiere de mayor trabajo y tiempo. Recuerda, además, que la recompensa será directamente proporcional al tamaño del esfuerzo.
La postergación de la gratificación se correlaciona positivamente con un mejor rendimiento académico, laboral y social, con una mayor autoeficacia percibida y autoestima y, en general, una mejor adaptación al medio.
Quien carece de la capacidad de postergar la gratificación en la esperanza de cosechar a posterior resultados mejores y más duraderos, le será difícil obtener logros importantes en su vida.
Algunas estrategias para cultivar este tipo de mentalidad:
- Distrae tu atención de aquello que deseas y posterga la adquisición. Esa es una disciplina que se requiere construir con intencionalidad.
- Identifica las consecuencias a largo plazo de la satisfacción inmediata.
- Busca mayores recompensas para el largo plazo.
- Incluye metas a largo plazo en tu plan de vida.
Serie: Desarrollando una mentalidad fuerte
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