Tener metas, planes y diseñar estrategias es útil para mejorar el desempeño y ser más eficaces. Además, de estos elementos hace falta construir sistemas de efectividad personal y organizacional.
Metas vs sistemas de gestión
Las metas son los resultados que queremos obtener. Los sistemas son los procesos que seguimos para alcanzar esos resultados. Los resultados se tratan de lo que obtenemos. Los procesos se tratan de lo que hacemos.
Si usted, por ejemplo, es un entrenador deportivo, su meta puede ser un ganar un campeonato en el deporte en que funciona como entrenador. Y eso es importante porque marca una dirección en la que actuar, a la vez que brinda motivación para hacer el trabajo rumbo a la meta. Pero se requiere del sistema que facilita el desarrollo de las destrezas y habilidades del equipo, la manera en que se recluta y entrena a los jugadores, la disciplina de trabajo que se adopta como rutina tanto por los jugadores, como por los técnicos que complementan el staff de dirección, la visión de equipo que adoptan los jugadores como filosofía en el juego. Sin ese sistema no hay forma de alcanzar la meta de ganar el campeonato.
Estableciendo un sistema de mejora continua
No sólo es necesario formular correctamente y enfocarse con disciplina y compromiso en una meta, hay que construir el sistema que permite alcanzar la meta. Eso termina siendo más importante que la meta. El enfoque no puede estar solamente en la meta y los planes, sino también en el proceso, en la mejora continua del proceso. A veces podemos enfocarnos en cambiar los resultados, pero los resultados no son el problema. Los resultados son una consecuencia o resultante del sistema con que operamos.
Lo que realmente necesitamos para generar mejores resultados es mejorar los sistemas que nos llevan a obtener esos resultados. Cuando resolvemos los problemas a partir de los resultados, solamente los resolvemos de manera momentánea. Para que en verdad logremos una mejora perdurable, debemos resolver los problemas a partir de la mejora de los sistemas. Arreglemos los sistemas y los resultados se arreglarán por sí solos.
Mentalidad de evento vs mentalidad de proceso
A veces podemos adoptar una mentalidad de resultados, o eventos, pero lo que necesitamos es desarrollar una mentalidad de proceso, con perspectiva de largo plazo. No se trata de alcanzar metas aisladas. Se trata de diseñar y poner a funcionar un ciclo de refinamiento interminable y de mejora continua de los procesos que nos lleve a un desempeño superior cada vez más excelente. Por encima de todo, nuestro compromiso debe ser con la mejora del proceso.
Si tienes una nueva meta y un nuevo plan, pero no te has transformado a ti mismo, a través de la mejora de tu sistema, el resultado será algo temporal. Las mejoras solamente son temporales hasta que se convierten en parte integral de lo que eres.
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