El hogar es el centro de formación del carácter

Arnoldo Arana

Doctorado en Consejería de la Universidad Rhema en Jacksonville, Florida – USA. Maestría en Gerencia de Empresa y Lcdo. en Contaduría Pública. Coach certificado por la ICF. Psicoterapeuta. Escritor y conferencista en liderazgo, coaching y vida familiar.
25 marzo 2020

“Instruye (enseña) al niño en su camino (carrera); y aún cuando sea viejo, no se apartará de él” (Proverbios 22: 6).

En este pasaje la palabra instruye es la palabra hebrea kjanák, que contiene la idea de entrenar, enseñar y disciplinar. Abarca todo el proceso educativo – formativo del niño. Y fundamentalmente apunta más al desarrollo de la personalidad – competencias para la vida – que a la formación académica. En este contexto educación tiene que ver principalmente con el hombre interior, con la formación del carácter. La formación del carácter es inevitable, en sentido positivo o negativo, según como los padres ejecuten ese proceso.

La definición del proceso educativo expuesta por Noab Webster en su diccionario original de 1628, se alinea con esa perspectiva. Noab establece que el proceso educativo debe contener como mínimo cuatro metas: “La educación comprende toda serie de instrucción y disciplina que intenta: (1) instruir el entendimiento, (2) corregir el temperamento, (3) formar las maneras y hábitos de los niños, (4) formarlos para ser útiles en situaciones futuras”.

Educar apunta a brindar instrucción para la vida efectiva

Educar implica, pues, dirigir, instruir, corregir, doctrinar y desarrollar las cualidades y atributos intelectuales, emocionales, morales y espirituales del niño, a través de enseñanzas, principios, ejemplo-modelaje, hábitos y normas, a fin de formar al niño.

Instruir se asocia con efectuar cambios en la vida de las personas. Y esto no es posible sino con un enfoque de adentro hacia fuera, ya que ésta es la única forma de afectar el carácter de un individuo, objetivo principal de todo verdadero proceso educativo.

Si la educación ha de marcar una diferencia en la vida de las personas para lograr una verdadera formación y transformación personal, los procesos educativos necesitan estar orientados a la formación y el desarrollo del carácter. Sin la formación de un carácter sólido los talentos y el conocimiento de las personas se hace insuficiente para ser efectivo en la vida.

Para mucha gente, educación se define como el resultado de recibir y ser expuesto a información, o como el entrenamiento que se recibe a través de un proceso de enseñanza (comunicación de información). Pero la “promoción y entrega de información”, es una preocupación secundaria en un verdadero proceso educativo. La educación es un proceso integral, e incluye fundamentalmente la formación psicológica del individuo (mapas, valores, creencias, gestión emocional, conciencia de sí mismo). En otras palabras, el objetivo del verdadero proceso educativo es forjar el carácter de la persona.

Serie: El hogar: Centro de capacitación de las personas efectivas – Parte I

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