La inteligencia intuitiva aplicada a la toma de decisiones

Arnoldo Arana

Doctorado en Consejería de la Universidad Rhema en Jacksonville, Florida – USA. Maestría en Gerencia de Empresa y Lcdo. en Contaduría Pública. Coach certificado por la ICF. Psicoterapeuta. Escritor y conferencista en liderazgo, coaching y vida familiar.
14 julio 2021

Si queremos mejorar la calidad de nuestras decisiones hemos de aceptar la naturaleza misteriosa de nuestros juicios instantáneos. Necesitamos aceptar que es posible saber sin saber por qué y que, a veces, éste es el mejor camino. Malcolm Gladwell

Etimología de la intuición

La palabra intuición viene del latín intuitio, y significa mirar hacia dentro o contemplar. Describe lo que es directo e inmediato, sin intervención de la razón o la deducción, siendo considerado como obvio. Desde ese punto de vista etimológico, la intuición es la habilidad para conocer, comprender o percibir algo de manera clara e inmediata, sin la intervención del razonamiento.

La Real Academia Española define intuición de la siguiente manera:

“Percibir íntima e instantáneamente una idea o verdad, tal como si se la tuviera a la vista”.

¿Qué es la intuición?

Se puede definir la intuición como la habilidad para conocer, entender o percibir algún aspecto interesante de la realidad de forma clara, aun sin la intervención de nuestro escrutinio racional. Es la facultad que nos ayuda a percibir íntima e instantáneamente una idea o verdad que nos capacita para comprender las cosas al instante.

El famoso psicólogo Carl Jung incluyó la intuición entre las cuatro funciones que necesitamos las personas para comprender la realidad y relacionarnos con el medio, las otras tres funciones son “el sentimiento, el pensamiento y la sensación”.

Es un recurso muy útil en la toma de decisiones, sobre todo cuando se requiere realizar decisiones acertadas con muy pocos datos y en forma rápida. Sin embargo, la intuición es un recurso poco apreciado, atribuido muchas veces a la suerte, al azar, a algo mágico, místico o paranormal, incluso esotérico. De allí que mucha gente lo desestime a la hora de tomar decisiones.

Lógica y raciocinio vs intuición

Muchos líderes son más propensos a confiar en sus razonamientos y en la lógica, en el análisis, en la evidencia y en los datos y mediciones, y desconfían de sus instintos para tomar sus decisiones importantes. A su vez las escuelas de negocios recomiendan ser racionales para tomar decisiones. Pero hay un peligro en la excesiva introspección, y es que puede sofocar la creatividad y crear más confusión por saturación. Por otra parte, la introspección puede destruir la perspicacia y la intuición.

La premisa para muchos líderes y organizaciones es que la calidad de la toma de decisiones reside en el tiempo y el esfuerzo dedicados a adoptarla, por eso se sienten incómodos con el uso de la cognición rápida, que implica decidir en forma casi instantánea. Sin embargo, los últimos descubrimientos de la psicología y la neurociencia resaltan la importancia de la intuición en la vida cotidiana y también en el liderazgo, en especial cuando se trata de la toma de decisiones. Eso ha hecho que muchos líderes en el día de hoy estén mirando la intuición como un mecanismo válido para la toma de decisiones. En este sentido, el investigador y sociólogo Malcolm Gladwell afirma:

“Quienes son buenos tomando decisiones no son aquellos que procesan más información o que dedican más tiempo a deliberar, sino aquellos que han perfeccionado la cognición rápida; es decir, las decisiones adoptadas en un parpadear de ojos, las cuales pueden ser tan buenas como las más prudentes y deliberadas”.

La intuición es experiencia condensada en forma de patrones

Ahora, la intuición no surge de la nada, sino que forma parte de nuestra propia inteligencia. Algunos expertos la definen como nuestro inconsciente adaptativo (no tiene que ver con el inconsciente de Freud), que funciona como un gran banco de datos que nuestro cerebro recolecta a lo largo de toda nuestra vida, y que crea patrones de comportamientos acertados y adaptativos ante muchas situaciones que experimentamos.

En su libro Blink: Inteligencia intuitiva, Malcolm Gladwell explica que nuestro cerebro funciona muchas veces de forma distinta a lo que creemos. No se detiene a pensar cada acción que hacemos, sino que tiene una especie de mecanismo inconsciente – cognición rápida – para actuar en forma casi instantánea y sin consultarnos, a partir de pocos datos del entorno que son reveladores.

La psicóloga Frances E. Vaughan, en su libro Despertando la intuición, va aún más lejos al afirmar que:

“La intuición nos permite recurrir a la enorme provisión de conocimientos de los que no somos conscientes, incluyendo no sólo todo lo que uno ha experimentado o aprendido intencionada o subliminalmente, sino también la reserva infinita del conocimiento universal, en la que se superan los límites del individuo”.

El fundamento de la intuición son las experiencias y aprendizajes almacenados en nuestro cerebro

La intuición tiene que ver, pues, con nuestra experiencias y aprendizajes almacenados en nuestro cerebro en la forma de datos, imágenes, sensaciones y emociones. Tiene su origen en la memoria y la inteligencia. Es experiencia condensada, a la que accedemos de forma no consciente. Así, de forma intuitiva hacemos uso de esa información y llegamos a conclusiones en forma rápida, mediante nuestras experiencias acumuladas y de las emociones asociadas.

¿Cómo sacarle provecho a la intuición?

“La mente intuitiva es un regalo sagrado y la mente racional es un fiel sirviente. Hemos creado una sociedad que rinde honores al sirviente y ha olvidado al regalo”. Albert Einstein 

Los expertos en el tema dicen que podemos estructurar la espontaneidad.  Malcolm Gladwell dice que a pesar de lo difícil que pueda parecer, estos instintos y primeras impresiones, que se activan de forma inconsciente, se pueden moldear. Podemos cultivar y desarrollar la intuición, y aprender a administrarla para saber cuándo refrenar esa facultad, cuándo resistirse a un tipo determinado de juicio instantáneo, y cuando conviene seguir el flujo que indica la cognición rápida.

Entrenando mi intuición a través del entrenamiento repetitivo y estructurado

Una forma de moldear la intuición es a través del entrenamiento repetitivo y estructurado. Esta estrategia resulta muy útil para poder improvisar. La improvisación no tiene que ver con el azar. Tomemos cualquier deporte que exige rapidez y precisión como el tenis o el baloncesto. Estos son deportes sobre los que hay que decidir sobre la marcha en función del planteamiento del adversario. Pero lo que hace que un buen jugador de tenis improvise golpeando la raqueta de una forma y hacia un lugar, es la cantidad de veces que ha practicado ese tipo de acción. Lo mismo pasa con el baloncesto, como juego rápido y de estrategia, colmado de decisiones rápidas y espontáneas. Pero esa espontaneidad es posible gracias a las horas de prácticas repetitivas y estructuradas, que incluye pases, lanzamientos desde diferentes distancias practicados una y otra vez, lo que facilita en pleno juego improvisar exitosamente.

Entrenando la intuición en el contexto organizacional

Si trasladamos esos ejemplos al mundo organizacional, concluimos que la posibilidad de tomar decisiones rápidas que sean efectivas ante cambios inesperados, depende de la formación, las reglas y procedimientos aprendidos, el entrenamiento y las experiencias ganadas en el ejercicio de un rol. La espontaneidad puede ser mucho más efectiva si se tiene la experiencia adecuada. Aprendemos mediante el ejemplo y a partir de la experiencia directa, y las asociaciones que se convierten en patrones de reconocimiento o intuición se derivan de las experiencias almacenadas.

La clave, pues, para desarrollar la intuición es someternos repetidamente a determinadas situaciones que nos hagan ganar experiencias valiosas. Por ejemplo, si queremos ser buenos e intuitivos entrevistadores para captar gente talentosa para nuestra organización, es necesario entrenarnos con disciplina durante muchas horas realizando entrevistas deliberadas, basadas en factores clave a observar como, por ejemplo: comunicación no verbal, expresión emocional, patrones relevantes en el comportamiento, entre otros.

Aplicación al contexto organizacional

Ayuda en el contexto organizacional, por ejemplo, el reflexionar en las decisiones más difíciles que normalmente se toman, y luego hacerse algunas preguntas que permitan el aprendizaje a través de la reflexión, como, por ejemplo:

  • ¿Cuáles son las variables clave a considerar para tomar una decisión correcta en estas situaciones?
  • ¿Qué es lo que hace que esta decisión resulte difícil?
  • ¿Qué tipo de errores se cometen a menudo?
  • ¿Cuál es el margen de tiempo de que se dispone normalmente para tomar la decisión que se requiere?

Otra estrategia valiosa en el contexto organizacional es el desarrollar entrenamientos con las personas involucradas en la toma de decisiones, con ejercicios tipo casos de estudio, con las condiciones de tiempo y riesgo normalmente involucradas, para la práctica de decisiones difíciles.

Sumando experiencias valiosas

La clave es la práctica guiada y relevante para ganar experiencias valiosas, y así sumar experiencias significativas al banco de datos. En este sentido Gary Klein, en su libro El poder de la intuición dice:

“Para que nos fiemos de nuestra intuición, necesitamos tener suficiente práctica. Nuestras intuiciones son tan buenas como la base de datos de pautas que hemos incorporado”.

Y agrega: “Tan importante es la cantidad de práctica como su calidad”. Es lo que llamaríamos “práctica deliberada” (consciente, reflexiva, y con feedback), que no es simplemente repetición mecánica, sino mejora constante.

El ajuste es esencial para depurar las pautas y los patrones. Un último elemento que menciona Gary Klein para ganar y almacenar experiencia significativa y valiosa (con sentido y eficacia) es el entorno. Kahneman y Klein lo llaman contexto “de alta validez” (relevante y pertinente), que se puede predecir porque apunta intencionalmente hacia cierta repetición, lo que permite almacenar patrones valiosos.

Preguntas clave

En consecuencia, las dos preguntas que vale la pena hacerse respecto a la intuición y nuestra toma de decisiones es:

  • ¿Tengo suficiente experiencia práctica y deliberada?
  • ¿Se trata de un entorno de cierta validez?

Detrás, pues, de la intuición no hay magia, sino mucha experiencia almacenada y condensada en forma de patrones, gracias a la repetición, y que luego pueden ser reconocidos ante estímulos específicos. Por eso acertadamente Herbert Simon, define la intuición como «el reconocimiento de patrones almacenados en la memoria asociativa por parte de un experto”.

Sin reconocimiento de patrones no hay intuición.

Algunos factores útiles para alimentar la intuición que podemos señalar son:

  • Dale importancia a la comunicación no verbal. La comunicación no verbal es una gran fuente de información para entender y predecir el comportamiento humano.
  • Presta atención a las emociones. Las emociones son señales que facilitan una acción adaptativa a las demandas del entorno. Es importante calmar las emociones, porque éstas pueden bloquear el canal intuitivo. Llevar un estilo de vida equilibrado y tranquilo hará que aumente la claridad de tu intuición.
  • Desarrolla los cinco sentidos. Tu capacidad intuitiva depende del adecuado manejo de los sentidos para captar el entorno. El desarrollo de los 5 sentidos te ayudará a desarrollar también el sexto, “la intuición”. Realiza ejercicios para ser consciente del momento presente, del aquí y ahora, del mundo que te rodea.
  • Practica el mindfulness. La intuición llega a la mente cuando esta está preparada, centrada, receptiva y en sintonía.
  • Concéntrate en la circunstancia, problema, etcétera, que deseamos comprender o solucionar. Nuestro pensamiento y nuestro sentimiento debe estar alineado hacia lo que queremos conseguir, ya que todo ello crea el ambiente y la situación propicia para que se presente y se desarrolle.
  • Mejora tu autoestima. La confianza en ti mismo es importante para el desarrollo de la intuición.
  • Reconoce las sutiles influencias del entorno que puedan tergiversar, alterar, minar e influir en los datos que se almacenan en nuestro cerebro, y que alimentan nuestras percepciones y, por ende, la intuición.
  • Amplia la base de experiencias deliberadas.
  • Trabaja para contrarrestar los inhibidores de la intuición: los excesos de información, los prejuicios, los sesgos, el estrés y la ansiedad, la rigidez en el proceso de toma de decisiones.

El valor de la intuición en la toma de decisiones

La intuición puede ser una gran aliada en la toma de decisiones en medio de un mar de datos no estructurados e informaciones abundantes, para tomar decisiones inteligentes, eficaces y contextualizadas. Sin embargo, necesitamos guardar el equilibrio entre las decisiones tomadas en forma racional (con base a datos y análisis, y al seguimiento de procedimientos) y las decisiones tomadas en forma intuitiva, ya que, incluso la intuición más cultivada, puede inducirnos a errores y llevarnos por el camino errado.

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Arnoldo Arana

Doctorado en Consejería de la Universidad Rhema en Jacksonville, Florida – USA. Maestría en Gerencia de Empresa y Lcdo. en Contaduría Pública. Coach certificado por la ICF. Psicoterapeuta. Escritor y conferencista en liderazgo, coaching y vida familiar.

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