El proceso educativo presenta dos dimensiones: enseñar y aprender
Tanto la enseñanza: vaciado de conocimientos que realiza el docente, facilitador o sistema de enseñanza para nutrir y enseñar, que equivale al proceso de incorporar algo de afuera para incorporarlo a nuestro interior; como el aprendizaje: sacado de conocimientos, que equivale al proceso de desarrollo y expresión de fuerzas internas, son parte de la educación. La enseñanza es del maestro, pero el aprendizaje es del alumno (aprendiz).
Al enseñar necesitamos asegurarnos de convertir a las personas en coleccionistas de datos e información, que luego no logran aplicar en forma productiva a su realidad práctica y cotidiana. La educación no se puede limitar a la mera absorción de información; se refiere más bien al proceso de cómo desarrollar dominio y capacidad para cambiar nuestra realidad. Dice Peter Senge:
“El conocimiento no es sólo un almacén mental de datos y teorías acumuladas en la memoria, sino la capacidad de hacer algo con esa información”.
No nos hacemos dueños de los datos y la información, sino que nos hacemos capaces para cambiar nuestro entorno y para utilizar en forma productiva el conocimiento.
Aprender no es tener, sino ser
El aprendizaje debe concebirse como un proceso de transformación personal. Si el conocimiento e información no produce un cambio o transformación en nuestra manera de pensar (cambio incluso de paradigmas); cambio en nuestras emociones, actitudes, motivaciones; sino afecta nuestras destrezas y habilidades para el trabajo productivo; si no nos hace productores de conocimiento; si no afecta nuestro carácter empresarial; sino somos capaces de aplicar el conocimiento a muchas áreas nuevas, entonces no hemos aprendido.
¿Qué es aprendizaje?
En palabras de Peter Senge:
“Aprender es aumentar la capacidad mediante experiencia ganada siguiendo una disciplina”. Según el propio Senge para los chinos aprender significa “dominio de la manera de mejorarse a sí mismo”.
Aprender se relaciona con el estudio y la práctica continua hasta dominar una disciplina específica. Este dominio no se logra a través de la simple abstracción intelectual. El aprendizaje es reflexión y a la vez acción. El biólogo H. Maturama lo expresa en forma magistral:
“Todo hacer es conocer y todo conocer es hacer”.
El aprendizaje, pues, ocurre y es relevante para un contexto
No puede estar divorciado de la realidad cotidiana en que se producen los resultados (ejercicio profesional, desempeño laboral, vida comunitaria, entorno empresarial o familiar). Según Senge:
”El aprendizaje siempre ocurre en el tiempo y en la vida real, no en el salón de clase ni en sesiones de entrenamiento”.
El aprendizaje efectivo es el aprendizaje contextualizado.
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