Rol de los padres en el proceso educativo
En ninguna época como ésta el rol de los padres exige tanto de nosotros un liderazgo familiar. En la edad agraria como no había escuelas, los padres tenían la total responsabilidad de educar a sus hijos, y éstos aprendían todo en forma directa de los padres: su oficio, sus principios y su modo de vida. La era industrial marcó el inicio de la despersonalización de la relación familiar. Los padres tenían que trabajar afuera y los hijos ser educados en la escuela, de modo que éstos ya no heredaban los conocimientos de sus padres de la misma forma como en la edad agraria.
Con la llegada de la era de la información y la tecnología avanzada, que actualmente vivimos, el proceso de despersonalización de las relaciones familiares y su entorno se acentuó, y ha traído consigo la pérdida de la cultura familiar. Las semanas de trabajo de los padres se han elevado a 50 y 60 horas. Más del 60% de los niños necesitan guarderías. Un niño en edad escolar pasa (semanalmente): 1.8 horas leyendo, 5.6 haciendo tareas y 21 horas viendo TV o jugando con juegos electrónicos. La mayoría de las personas conocen bien 3 o 4 vecinos.
Hoy en día hay una tendencia preocupante, y es que los padres han delegado la educación de los hijos al sistema de escolaridad, a los medios de comunicación, al Internet, a la doméstica, a los abuelos o a cualquier otro, tal vez pensando que educar es asunto fácil, o que está ligado a contenidos meramente académicos, pero educar está más ligado a formar el carácter.
Educar academicamente vs educar con énfasis en el desarrollo del carácter
Educar no es tanto formar académicamente, sino formar el carácter.
El principal objetivo de los padres al educar a sus hijos es la construcción de una personalidad saludable, lo cual apunta a la construcción de las competencias esenciales para la vida efectiva: relacionales, perceptivas, cognitivas, emocionales, conductuales y organizacionales.
Una educación del carácter que prepare a nuestros hijos para tener vidas felices, plenas, con propósito, fortaleciéndolos para que sean capaces de enfrentar las dificultades de la vida de manera positiva y acertada. Lamentablemente mucho del enfoque de la educación en las escuelas, universidades y aun en los hogares, es educar para el mercado laboral, más que formar personas completas y funcionales.
Qué significa educar
Para definir el proceso educativo considero fructífero analizar las consideraciones hechas por Noab Webster, en su diccionario original de 1628.
Noab establece que el proceso educativo debe contener como mínimo cuatro metas: “La educación comprende toda serie de instrucción y disciplina que intenta:
- Instruir el entendimiento.
- Corregir el temperamento.
- Formar las maneras y hábitos de los niños.
- Formarlos para ser útiles en situaciones futuras”.
Para lograr estos objetivos se requiere no sólo instrución acedémica, sino enseñar a pensar, adquirir disciplina, construir hábitos positivos, gestionar adecuadmente las emociones, comprometer valores y formar para tomar decisiones en forma efectiva.
El énfasis del verdadero proceso educativo es el carácter
Dicen Stephen K. McDowell y otros autores que: “Educación tiene que ver principalmente con el hombre interior – cuyo carácter está siendo formado. La formación del carácter es inevitable. El mal carácter, es el resultado del fracaso de las escuelas y centros de enseñanza en la disciplina. Donde no sólo se descuida la formación de un buen carácter, sino que la mayoría de los colegios (incluso las universidades) fracasan en la mayoría de las áreas de estudio, en lograr que los estudiantes sean útiles en futuras situaciones. Una vez graduados de la universidad, la mayoría de los individuos carecen de creatividad y carácter empresarial, ya que la mayoría de su experiencia educacional fue como consumidor de conocimientos. La verdadera educación debe hacer productores: aquellos que sean capaces de tomar el conocimiento que tienen y aplicarlo a muchas áreas nuevas, sin que para eso precise siempre de alguien que le indique qué hacer paso a paso”.
Responsabilidad de los padres en el proceso educativo de los hijos
Los padres necesitan, entonces, conseguirse el tiempo y las oportunidades para educar – formar y entrenar personalmente a sus hijos. La tarea de educar y formar a los hijos no puede ser delegada al estado, los medios de comunicación, ni a ninguna otra institución, porque de lo que estamos hablando es de la formación del carácter de las personas, sus valores, las normas y reglas básicas para funcionar como ciudadano y como familia.
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