“El fracaso asimilado hace el tejido, la textura del éxito”. M.A. Cornejo
Sin ánimo de hacer una apología del fracaso, creo que en mucha gente existe un paradigma distorsionado de lo que es un fracaso. Muchas personas asumen errores, reveses, resultados adversos y percances, como fracasos. Pero nuestros errores no determinan nuestro fracaso, nuestra decisión de como asumimos nuestros errores, sí.
El fracaso puede parecer un hecho real, pero es solo una opinión. Uno de los más grandes problemas que la gente tiene respecto al fracaso es que juzgan demasiado apresuradamente situaciones aisladas en sus vidas y las clasifican como fracasos. La gente cree que fallar es algo irreversible, y no lo es. El fracaso puede ser algo temporal o definitivo, según lo decidamos.
El fracaso es una fuente de crecimiento
Pero el fracaso es parte de nuestras vidas; no es neutral y nos prepara para el éxito, si nos mantenemos en el camino con enfoque y perseverancia, y aprendemos del fracaso (lado positivo del fracaso). “Fracasar” da la resistencia para continuar y la sabiduría para tomar mejores decisiones, si somos capaces de aprender de nuestros errores. En sentido, podemos decir que el único fracaso es aquel del que no sacamos alguna lección aprendida. El fracaso no es fracaso, si puede capitalizar algún aprendizaje de él.
Por el contrario, los fracasos y los errores pueden ser un puente y no una barricada para el éxito (John Mason). Los fracasos pueden ser una fuente de aprendizaje importante, si aprendemos a sacar lecciones de ellos.
¡Tengo miedo a fracasar!
Ahora, el temor a fracasar puede paralizarnos e inhabilitarnos. Dice John Mason:
“Uno de los riesgos más grandes de la vida consiste en tomar tantas previsiones que nunca exista el fracaso ni el error”.
El miedo mal manejado puede ser un camino seguro al fracaso, sin no sabemos manejarlo. El miedo paraliza y nos inhabilita para actuar, privándonos del aprendizaje y el crecimiento.
Pero si somos capaces de sobreponernos al miedo, y sacar coraje para enfrentar las situaciones adversas y los reveses, tendremos muchas oportunidades para obtener los resultados que queremos.
En todo caso nuestra creencia de lo que consideramos un fracaso, y nuestra actitud con que enfrentamos los “fracasos”, marca la diferencia en el resultado final.
El temor al fracaso: temor a exponer nuestro ego
El temor al fracaso, no es más que el temor a exponer nuestro ego, a experimentar el rechazo o la decepción de las personas. Muchos de nosotros nos cuidamos de exponernos públicamente al desarrollar nuestras fortalezas. Preferimos permanecer encerrados en nuestra sala de trabajo sellando las grietas. Infortunadamente corrigiendo las debilidades jamás llegaremos al éxito. “Uno de los riesgos más grandes de la vida consiste en tomar tantas precauciones que nunca exista el fracaso ni el error”. Pero si ha intentado hacer algo y ha fracasado, está en mucha mejor posición que cuando tiene éxito por casualidad sin hacer algo, porque como Stephen Covey dice: “La vida es aprendizaje, tanto a partir de nuestros errores como de nuestros aciertos”. En la vida – dijo alguien -, “el único error verdadero es aquel del que nada aprendemos”. He aquí la clave para ser libre de la opresión que conllevan las equivocaciones y fracasos del pasado: aprender la lección y olvidar los detalles.
Una ilustración de cómo aprovechar los aparentes fracasos, es la historia de Steve Jobs. Me permito mostrarle un video que ilustra esto.
Steve Jobs’ 2005 Stanford Commencement Address – YouTube
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