La forma en que una persona trata con las circunstancias de la vida dice mucho de su carácter.

La entereza de carácter se relaciona con el dominio de sí mismo y la firmeza de ánimo; constancia ante la adversidad para seguir luchando; la cualidad para afrontar un problema con serenidad, fortaleza y fuerza de ánimo.

La entereza de carácter es la capacidad para enfrentar y satisfacer las demandas de la realidad, vencer obstáculos y sobreponerse a las dificultades. Henry Cloud dice que la entereza es el carácter que entrega los resultados en el mundo real.

La actitud de entereza muestra la fortaleza emocional, la actitud de vida con la que una persona enfrenta situaciones de dificultad en su vida sin perder la esperanza. Una actitud de entereza muestra la firmeza de ánimo de aquel que tiene la capacidad de resistir grandes dificultades en su vida y sobreponerse a las circunstancias externas a través de su propia actitud ante la vida.

Implica desarrollar resiliencia: capacidad para recomponerse, sobreponerse, rebotar, ajustarse y reacomodarse para prevalecer, y salir fortalecido en el proceso.

Entereza: Capacidad para descifrar y transformar la realidad a nuestro favor

La entereza es fuerza de carácter para enfrentar y resolver con éxito las exigencias de la realidad. Capacidad para comprender, reescribir y cambiar el contexto de nuestra vida. Esta capacidad se manifiesta construyendo una realidad alternativa si es necesario.

El liderazgo requiere de entereza y fuerza de carácter para enfrentar con éxito las exigencias de la realidad

«Un líder se forja con entereza y tranquilidad de momentos difíciles”. Ronald Gamboa

La entereza es una capacidad importante en la vida del líder.

Henry Cloud lo resume de la siguiente manera: “El carácter es la capacidad de satisfacer las exigencias de la realidad”. Ahora, para lograr este cometido necesitas mejorar y crecer en tu desempeño, en todas las áreas de tu vida. Muchas veces, cuando se habla de carácter en el sentido de integridad, la gente lo asocia mayormente al tema de la ética y la moral, no al desempeño. Pero responder a las demandas de la realidad, va a exigir además de la moral y la ética, mejorar el desempeño, para lo cual necesitamos edificar hábitos de efectividad personal.

Una de las palabras hebreas que se aproximan al significado de carácter es la palabra virtud, que tiene como uno de sus significados “fuerza”. Alguien virtuoso es una fuerza, y una fuerza siempre deja un resultado positivo (problema o conflicto resuelto, crecimiento, metas alcanzadas, relaciones estables y edificantes, etc.).

El carácter, pues, se relaciona tanto con el modo de ser como con la capacidad (entereza, energía, fuerza, poder) para resolver los desafíos y retos con los que te toca lidiar (tareas, relaciones, cambios, etc.). Es importante definir, entonces, el carácter no sólo como modo de ser sino también como capacidad.

Este aspecto de contar con las competencias de carácter (entereza, fuerza) para enfrentar los retos y desafíos, tiene que ver con la capacidad resolver la realidad para producir resultados, alcanzar objetivos, lograr metas, y sobreponerse a los embates y circunstancias adversas, y salir airoso en el proceso.

Líderes de carácter en momentos difíciles

Con mucha frecuencia la realidad es hostil, brutal y confrontadora; llena de circunstancias adversas y limitantes que pueden, inclusive, comprometer la supervivencia de la organización, que involucran un alto riesgo personal, familiar u organizacional; llena de dilemas y conflictos que van a demandar del líder tomar decisiones difíciles o que fije posiciones claras, firmes y congruentes.

La realidad es un laboratorio para la formación del carácter. El carácter (pensamientos, emociones y voluntad) se forja con las elecciones y decisiones diarias, en medio de las experiencias de vida y de las circunstancias con que la realidad nos confronta. La realidad (cultura, circunstancias, eventos de diversa índole, personas, etc.) puga por darnos forma. Como la persona decide responder a la realidad, ésta le modelará con un carácter débil o fuerte, firme o inconstante, veraz o con doblez, integro o falso e incongruente. Si la respuesta a esas demandas de la realidad es un reflejo de los valores, creencias y convicciones, y las necesidades concienciadas, los cuales se traducen en comportamientos, actitudes y hábitos congruentes con las necesidades y valores; entonces, los resultados en nuestra vida y en gestión, serán resultados satisfactorios, caracterizados por la efectividad personal.

Cuando la realidad confronta, reta y sacude al líder, y éste acciona asumiendo posiciones firmes, estableciendo criterios claros en situaciones ambiguas, responsabilizándose por sus decisiones, cumpliendo compromisos a pesar de los obstáculos, tomando las decisiones difíciles sin deferirlas y manteniendo fidelidad a sus propias convicciones y valores, el resultado es el crecimiento en carácter. Cuando hace lo contrario, erosiona y debilita su carácter, y mengua en su capacidad para enfrentar las demandas de la realidad; más aún pierde la oportunidad para desarrollar las competencias de carácter que la propia realidad constantemente le estará demandando para que la descifre, encare y resuelva con efectividad.

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