El líder puede influir, motivar, instruir, amonestar, pero el trabajador decide hacerlo. ¿Cómo canalizar, entonces, a las personas al desempeño? La respuesta es definir con claridad y precisión los resultados esperados y después permitir que cada quien encuentre su camino para alcanzarlos.
Definiendo claramente las expectativas
En ese sentido, el líder necesita aprender a comunicar con efectividad en cuanto al desempeño esperado de sus colaboradores. No basta con tener expectativas positivas de los colaboradores, si esas expectativas no son comunicadas oportunamente.
Las personas tienden a amoldarse en su desempeño a las expectativas que otros tienen de su ejecución. El tener expectativas altas y comunicarlas adecuadamente, actúa como un elemento de motivación y refuerza la autoconfianza y el sentido de competencia y eficacia de los colaboradores.
Respetando el estilo propio de cada persona
Cada persona tiene propio estilo de hacer las cosas, sus propias motivaciones y sus propias necesidades; por esta diversidad dirigir a veces se hace complejo; pero a su vez la organización tiene unos objetivos que alcanzar.
Por eso, es más eficiente y efectivo unificar los fines que unificar los medios (métodos y recursos). De esta forma también se evitan los moldes y estereotipos (cada vez que se impone una regla se elimina alguna alternativa), a la vez que se estimula la creatividad de las personas, y se da oportunidad para que el talento se exprese. Al respecto comenta Marcus Buckingham:
“La forma más eficiente de convertir el talento de una persona en desempeño es ayudar a esa persona a encontrar su propio camino de menor resistencia hacia los resultados deseados”.
Al definir claramente los resultados, dejando grados de libertad para que la gente encuentre sus caminos naturales para lograr los resultados, se potencia también la confianza y seguridad en ellos mismos y la asunción de la responsabilidad por sí mismos. La conclusión es evite controlar. El control en el fondo crea dependencia y trunca la iniciativa. Mucha de la cultura empresarial sobre dirección del trabajo, se basa en el control, más que en el empoderamiento. Obviamente facultar a los empleados sin ejercer ningún control puede destruir el valor de la organización. Dice Marcus Buckingham: “Los empleados deben cumplir con ciertos pasos obligados en todos los aspectos del trabajo relativos a la exactitud y seguridad”. Las normas son los pilares del aprendizaje. La pregunta es, ¿qué es más eficaz, imponer la forma como se debe hacer el trabajo o convertir el talento en desempeño?
- ¿En dónde está su énfasis como líder: unificar fines o unificar medios?
- ¿Cómo comunica sus expectativas a sus colaboradores?
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