La cultura organizacional: ¿impulso o barrera para el cambio?

Arnoldo Arana

Doctorado en Consejería de la Universidad Rhema en Jacksonville, Florida – USA. Maestría en Gerencia de Empresa y Lcdo. en Contaduría Pública. Coach certificado por la ICF. Psicoterapeuta. Escritor y conferencista en liderazgo, coaching y vida familiar.
22 julio 2025

Toda organización está inmersa en una cultura, lo sepa o no. Esta cultura —como lo define Edgar Schein— es el conjunto de valores, normas, creencias y comportamientos que comparten sus miembros y que condiciona cómo se piensan, sienten y hacen las cosas.

Frente a entornos que exigen adaptación e innovación constante, la cultura organizacional puede ser una fuente poderosa de impulso… o convertirse en su mayor barrera. Paradójicamente, uno de los principales obstáculos al cambio es precisamente la cultura que sostiene la forma actual de operar.

La cultura como sistema vivo y condicionante

No se cambia una organización sin cambiar primero su cultura, porque la cultura determina lo que en ella es posible.

La cultura organizacional es un sistema vivo que guía el comportamiento diario, define lo aceptable y legitima lo que se premia o castiga. Schein afirma que muchas transformaciones organizacionales fracasan porque intentan cambiar procesos sin transformar los supuestos culturales que los sustentan. Así, aunque se modifiquen estructuras o tecnologías, los viejos patrones tienden a reaparecer. La cultura no es neutral: actúa como una lente a través de la cual se interpreta la realidad. Cuando esta lente está anclada en paradigmas obsoletos, cualquier intento de cambio encuentra resistencia o es reinterpretado según viejas lógicas. Por tanto, una transformación real exige desmontar y reconstruir los modelos mentales colectivos.

¿Estamos intentando cambiar resultados sin revisar las creencias que los sostienen?

Paradigmas organizacionales: el núcleo invisible

Los paradigmas son el software invisible que determina cómo se ejecuta la cultura visible.

Manuel Barroso sostiene que la cultura está hecha de paradigmas organizados: historias, rituales, personajes, tecnologías. Estos paradigmas no son evidentes, pero gobiernan decisiones, prioridades, estilos de liderazgo y formas de resolver conflictos. En tiempos de cambio, el principal reto es que los paradigmas reinantes no siempre se alinean con lo que la organización necesita llegar a ser. Muchas veces, los valores personales de los miembros o sus estilos aprendidos chocan con los nuevos requerimientos estratégicos. De allí la importancia de trabajar tanto el mapa de paradigmas personales como los organizacionales. Sin esa alineación, el cambio será superficial o insostenible.

¿Estamos conscientes de los paradigmas que operan silenciosamente en nuestra organización?

La cultura del cambio: una necesidad estratégica

La cultura del cambio no se decreta: se cultiva a través del aprendizaje, el diálogo y la responsabilidad compartida.

Para enfrentar con agilidad los desafíos del entorno —tecnológicos, políticos, sociales, legales— las organizaciones necesitan una cultura del cambio: una disposición colectiva a aprender, adaptarse y evolucionar.

Las investigaciones del Center for Creative Leadership demuestran que las organizaciones más adaptables no solo tienen estructuras flexibles, sino culturas que promueven la innovación, el aprendizaje continuo y la apertura al error. Esto requiere construir entornos psicológicamente seguros, donde cuestionar lo establecido no sea una amenaza sino una oportunidad. Sin esta cultura, cada intento de transformación será vivido como imposición y provocará resistencia.

¿Estamos sembrando una cultura que favorece la adaptación o que se aferra a lo conocido?

Liderazgo cultural: modelar desde el ejemplo

El liderazgo transforma la cultura no con discursos, sino con conductas sostenidas que inspiran nuevas formas de ser y hacer.

Los líderes son los grandes modeladores de la cultura. Su estilo de comunicación, sus decisiones y sus reacciones ante el éxito o el error envían mensajes más potentes que cualquier documento corporativo. Edgar Schein subraya que los líderes enseñan lo que es importante no tanto por lo que dicen, sino por lo que hacen y refuerzan. Un líder que promueve la innovación, pero castiga el error, está reforzando el miedo, no la creatividad. Por tanto, el primer paso hacia una cultura del cambio es el cambio del liderazgo. Se necesitan líderes que escuchen, cuestionen sus propios paradigmas y se atrevan a abrir caminos nuevos.

¿Estoy liderando desde el ejemplo que inspira la cultura que queremos construir?

Cultura y estrategia: una danza necesaria

La estrategia marca el rumbo, pero es la cultura la que determina si llegaremos allí.

Peter Drucker lo expresó claramente: “la cultura se desayuna la estrategia cada mañana”. Una organización puede tener un plan brillante, pero si su cultura no lo respalda, no se ejecutará o se hará a medias. Los valores, hábitos y creencias predominantes deben ser coherentes con las metas estratégicas. Si se quiere ser más ágil, debe haber menos burocracia y más confianza. Si se quiere ser más centrado en el cliente, se deben valorar la empatía y la escucha. La transformación cultural, por tanto, no es un complemento de la estrategia, sino su base operativa.

¿Existe coherencia entre nuestra estrategia organizacional y los valores culturales que promovemos a diario?

Conclusión

La cultura organizacional no es un accesorio ni una barrera inamovible: es el terreno donde germina o fracasa cualquier intento de cambio. Transformarla exige comprender los paradigmas que la sustentan, alinear creencias y comportamientos con los nuevos desafíos, y cultivar una disposición al aprendizaje y a la evolución continua. Solo cuando los líderes, las estructuras y los valores se alinean con un propósito renovado, la cultura deja de ser una barrera y se convierte en el mayor motor de transformación. En definitiva, no se trata solo de cambiar lo que hacemos, sino de transformar quiénes somos como organización.

Arnoldo Arana

Doctorado en Consejería de la Universidad Rhema en Jacksonville, Florida – USA. Maestría en Gerencia de Empresa y Lcdo. en Contaduría Pública. Coach certificado por la ICF. Psicoterapeuta. Escritor y conferencista en liderazgo, coaching y vida familiar.

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