El espejo del otro: el valor de la retroalimentación en el camino del autoconocimiento

Arnoldo Arana

Doctorado en Consejería de la Universidad Rhema en Jacksonville, Florida – USA. Maestría en Gerencia de Empresa y Lcdo. en Contaduría Pública. Coach certificado por la ICF. Psicoterapeuta. Escritor y conferencista en liderazgo, coaching y vida familiar.
30 julio 2025

Todos necesitamos personas que nos den retroalimentación. Así es como mejoramos. Bill Gates

En el mundo organizacional, el autoconocimiento no es un lujo, sino una necesidad estratégica. Sin embargo, muchas veces se piensa que basta con la introspección o la autoevaluación para conocerse a fondo. La realidad es que la visión que tenemos de nosotros mismos es, inevitablemente, parcial y a veces distorsionada. Como bien señala la psicóloga organizacional Tasha Eurich, “la autoconciencia no es una verdad absoluta, sino un equilibrio entre cómo nos vemos y cómo nos ven los demás”.

En este sentido, la retroalimentación externa se convierte en un instrumento invaluable para ampliar nuestra percepción y potenciar nuestro liderazgo. Este artículo explora cómo el feedback de otros puede enriquecer nuestro proceso de autoconocimiento y crecimiento profesional, siempre que se reciba y procese desde la humildad, la apertura y la intención de evolucionar.

El límite del espejo personal 

No podemos ver nuestra propia espalda sin ayuda. La visión que tenemos de nosotros mismos siempre es parcial.

Aun el líder más reflexivo tiene puntos ciegos. Las investigaciones de Eurich (2018) muestran que aunque el 95% de las personas cree ser autoconciente, solo entre un 10% y 15% lo es realmente. La razón: tendemos a sobrestimar nuestra capacidad de autoobservación y subestimar el valor del feedback externo.

En el contexto organizacional, esto tiene consecuencias directas: decisiones sesgadas, relaciones deterioradas, falta de empatía o arrogancia inadvertida. Por eso, una autoevaluación sin interacción con otros es insuficiente para un desarrollo integral.

¿Qué aspectos de mí mismo podrían estar fuera de mi radar y solo pueden revelarse a través de otros?

La retroalimentación: un regalo incómodo pero revelador 

El feedback no siempre es cómodo, pero siempre es un espejo que muestra lo que solos no podemos ver.

La retroalimentación eficaz debe ser honesta, concreta y constructiva. No se trata de halagos ni de críticas destructivas, sino de datos relevantes que nos permitan ajustar el rumbo. Los estudios de Jack Zenger y Joseph Folkman (2014) indican que los líderes que buscan activamente retroalimentación son vistos como más eficaces y más inspiradores por sus equipos.

Recibir feedback exige vulnerabilidad: exponerse sin máscaras, sin justificar ni defenderse de inmediato. También requiere seleccionar cuidadosamente a las personas que lo ofrecen: ni demasiado complacientes, ni excesivamente críticas, sino lo que podríamos llamar críticos amorosos —personas que combinan franqueza con genuino deseo de vernos crecer.

¿A quiénes puedo pedir retroalimentación honesta que me ayude a crecer en mi liderazgo? 

Aprender a pedir y procesar el feedback 

No basta con recibir retroalimentación, hay que aprender a digerirla y transformarla en crecimiento.

Una retroalimentación útil no ocurre por accidente: debe pedirse con intención y escucharse con atención. Es importante ser claro sobre el área en la que se desea recibir observación (por ejemplo: estilo de comunicación, toma de decisiones, manejo del equipo) y agradecer sinceramente, incluso si el mensaje es difícil.

El liderazgo relacional se fortalece cuando hay apertura al diálogo sincero. El psicólogo organizacional Ed Batista sostiene que la capacidad de recibir feedback con madurez emocional es una de las marcas del liderazgo efectivo en ambientes complejos. Además, cuando los líderes modelan esta actitud, crean culturas donde la mejora continua y la confianza se vuelven parte del ADN organizacional.

¿Cómo reacciono cuando alguien me hace una observación crítica? ¿Desde la defensa o desde la apertura?

Conclusión 

En el camino del autoconocimiento, la voz del otro no es una amenaza, sino una oportunidad. La retroalimentación, bien solicitada y procesada, se convierte en un espejo ampliado que revela nuestras zonas oscuras y también nuestras fortalezas ocultas.

Para liderar con autenticidad necesitamos abrirnos con humildad, formar vínculos de confianza, y permitir que otros nos ayuden a vernos con más claridad.

En definitiva, conocerse a uno mismo no es un acto solitario, sino una experiencia compartida. El liderazgo comienza dentro, pero se perfecciona en relación.

 

Arnoldo Arana

Doctorado en Consejería de la Universidad Rhema en Jacksonville, Florida – USA. Maestría en Gerencia de Empresa y Lcdo. en Contaduría Pública. Coach certificado por la ICF. Psicoterapeuta. Escritor y conferencista en liderazgo, coaching y vida familiar.

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