EL VALOR DEL AUTOCONOCIMIENTO

Arnoldo Arana

Doctorado en Consejería de la Universidad Rhema en Jacksonville, Florida – USA. Maestría en Gerencia de Empresa y Lcdo. en Contaduría Pública. Coach certificado por la ICF. Psicoterapeuta. Escritor y conferencista en liderazgo, coaching y vida familiar.
6 noviembre 2020

«Sólo aquello que comprendemos verdaderamente, se hace nuestro; logramos apropiárnoslo. Nos apropiamos de nuestras emociones, valores, metas, talentos e ideas sólo cuando logramos una profunda y verdadera comprensión. Uno hace suya la vida entendiéndola y concienciándola”.  Arnoldo Arana

Qué es el autoconocimiento o la autoconciencia

 “La autoconciencia significa que una persona conoce sus valores y sus objetivos. Una persona que es muy consciente sabe hacia dónde se dirige y por qué…Las decisiones que toman las personas con autoconciencia concuerdan con sus valores”. (Daniel Goleman)

La autoconciencia se traduce en una valoración honesta y realista de uno mismo, verse a sí mismo con más claridad, en el conocimiento de sus capacidades, sus impulsos, sus límites; en su potencial.

Tasha Eurich la define como la voluntad y la habilidad de comprendernos a nosotros mismos y comprender cómo nos ven los demás.

Dimensiones de la autoconciencia

En la definición de la psicóloga Eurich se destaca dos dimensiones o conocimientos con las que hay que trabajar para aumentar nuestros niveles de autoconciencia: vernos a nosotros mismos con claridad y saber cómo nos ven los demás.

Podríamos describirlo como consciencia interna (la forma en que entendemos nuestro yo interno) y conciencia externa (comprenderse desde el exterior, vale decir, saber la forma cómo nos ven los demás, cómo entendemos las percepciones que otras personas tienen de nosotros).

Esta capacidad de percibir, reconocer y evaluar nuestro mundo interno (emociones, necesidades, valores, motivaciones, fortalezas, debilidades) y percibir, reconocer y evaluar el impacto que producimos en el entorno, nos permite realizar un monitoreo (ser observador) sobre nosotros mismos y sobre nuestro entorno con el que interactuamos. Esto aporta comprensión propia y de los demás, dominio y confianza en nuestros recursos y habilidades, sentido de realidad – capacidad de contextualización, toma de decisiones con seguridad, inteligencia emocional, capacidad de autoevaluación, conciencia de límites, empatía hacia otros, entre otros aspectos importantes.

Para reconocer dichas dimensiones de la autoconciencia, podemos plantearnos algunas preguntas, a título ilustrativo:

 Pilares de la autoconciencia

En forma práctica requiere conocer y trabajar con lo que ella define como los siete pilares de la autoconciencia:

En línea con esto la psicóloga Eurich propone cuatro arquetipos para caracterizar la forma de autoconciencia de las personas:

  1. Introspectores
  2. Buscadores
  3. Complacientes
  4. Conscientes

Esta matriz permite visualizar donde estamos con respecto a nuestros niveles de conciencia interna y externa, y de las fortalezas y áreas de mejora que representan cada arquetipo. En todo caso, es una oportunidad para tomar perspectiva de cuál es el arquetipo con el que funcionamos, y cómo está configurado nuestro nivel de conciencia.

Cómo desarrollar nuestra autoconciencia

Nuestra autoconciencia necesita desarrollarse y practicarse para que madure y se fortalezca; eso requiere enfoque, ya que una buena parte de nuestro tiempo estamos operando en automático, por inercia. Por otra parte, desarrollar autoconciencia supone un compromiso por desarrollarla, porque no es algo que surge de manera espontánea; requiere intencionalidad, y el ejercicio y la disciplina continua de conocerse a uno mismo (el recorrido), a través de muchos momentos de conciencia (revelaciones), pues no maduramos nuestra conciencia a través de un sólo gran evento, sino a través de muchos eventos, reflexiones y feedback cotidianos.

Requiere foco: atención y focalización de lo que vivimos y cómo lo vivimos. Sin foco la conciencia es difusa y la experiencia es más parcial. La toma de conciencia es un proceso continuo que requiere intencionalidad, hacerse preguntas y descubrir cosas de uno mismo. Esto implica ser mentalmente activo en lugar de pasivo; la voluntad de darnos cuenta de todo aquello que nos es relevante, que incluye los siete pilares de la autoconciencia. Conlleva también cierta inclinación por expandir nuestro conocimiento y nuestra comprensión y estar atentos tanto de nuestro mundo interno como externo.

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Arnoldo Arana

Doctorado en Consejería de la Universidad Rhema en Jacksonville, Florida – USA. Maestría en Gerencia de Empresa y Lcdo. en Contaduría Pública. Coach certificado por la ICF. Psicoterapeuta. Escritor y conferencista en liderazgo, coaching y vida familiar.

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