La comunicación no verbal: nuestra marca personal

Arnoldo Arana

Doctorado en Consejería de la Universidad Rhema en Jacksonville, Florida – USA. Maestría en Gerencia de Empresa y Lcdo. en Contaduría Pública. Coach certificado por la ICF. Psicoterapeuta. Escritor y conferencista en liderazgo, coaching y vida familiar.
5 diciembre 2020

La comunicación es, según Albert Mehrabian, 93% no verbal, del cual 38% es entonación (resonancia, proyección, tono, etc.) y 55% lenguaje corporal (gestos, movimiento de los ojos, distancia, actitud del cuerpo, respiración, etc.) y tan sólo 7% verbal.

El 7% es aquello que podemos poner en palabras, y representa lo que tenemos consciente. El 93% opera más inconscientemente, de una manera kinestésica a través del movimiento. Es más transpersonal y sistémico. De modo que nos comunicamos consciente e inconscientemente.

La comunicación no verbal es esencial para la comunicación efectiva

Por lo tanto, en la dinámica de la comunicación la dimensión no verbal juega un papel fundamental. Cuando dos personas se comunican no sólo escuchan palabras, también perciben (observan, captan) los gestos, las posturas y los movimientos del cuerpo, la personalidad; y esta captación ocurre de manera natural. En línea con esto dice Gunther Rebel:

“La captación de los signos no verbales se produce de por sí de forma “más instintiva” y más directa que la comprensión del contenido verbal”.

Y agrega Erwin Goffmann:” Una persona puede dejar de hablar, pero no puede dejar de comunicarse con su cuerpo. Con él puede decir verdades o mentiras, pero no puede dejar de decir algo”. En todo caso, la comunicación no verbal es más auténtica y real que el lenguaje verbal, que muchas veces es utilizado para racionalizar, disimular, enmascarar y camuflar las verdaderas realidades: necesidades, intenciones, motivaciones, estados de ánimo, etc. La dimensión no verbal se expresa con más espontaneidad y sinceridad. El lenguaje del cuerpo no miente. Acertadamente dice el psicólogo Manuel Barroso:”El cuerpo nos acompaña sin mentiras”.

Necesidad de congruencia entre comunicación verbal y no verbal

Cuando, entonces, no somos auténticos se produce una disonancia entre la comunicación verbal y la no verbal. Y esto según John O. Stevens ocurre con mucha frecuencia: “Nuestras expresiones no verbales son habitualmente mucho más honestas que nuestras palabras y frecuentemente hay una gran discrepancia entre ambas”. Lo cierto es que cuando las verdaderas motivaciones y necesidades no son expresadas y la comunicación verbal es utilizada para un fin diferente a la conexión y comunicación con el otro, entonces, la entonación, ritmo y pausas de la voz, la actitud física y los movimientos del cuerpo, delatan y expresan lo que realmente está ocurriendo. Dice John O. Stevens: “Todo lo que no sea expresado de modo abierto busca expresarse de alguna otra manera”. Eso es así porque como dice Nancy L. Van:

“La conducta no verbalizada supera el impacto de las palabras cuando están fuera de sincronía entre sí”.

Nuestra comunicación no verbal expresa la persona que somos

La comunicación no verbal es expresión de nuestra identidad como persona. Podríamos decir que la comunicación no verbal es una representación o reflejo de la estructura de nuestra personalidad, una especie de huella dactilar. La comunicación no verbal va más allá del lenguaje corporal y gestual. “El lenguaje corporal es sólo una parte de la comunicación no verbal, que incluye, además, cómo somos a un nivel cerebral, emocional y neuro-químico”. La comunicación no verbal también refleja el estado anímico de la persona. Si se escucha cuidadosamente a la persona: su tono, ritmo, vacilaciones, pausas y silencios, velocidad, gestos y movimientos del cuerpo, ritmo de la respiración, etc., se puede inferir con bastante certeza su estado emocional.

Por eso acertadamente dice J.O. Stevens: “A menudo el mensaje real, la expresión honesta, sincera, se encuentra en la misma voz, en el tono, el volumen, la velocidad, las vacilaciones, etc…”. Y agrega Daniel Goleman: “Las emociones de la gente rara vez se expresan en las palabras; con mayor frecuencia se manifiestan a través de otras señales. La clave para intuir los sentimientos del otro está en la habilidad para interpretar las expresiones no verbales: tono de voz, los ademanes, la expresión facial y cosas por el estilo… El 90% o más de un mensaje emocional es no verbal”. Y en la misma línea acota Gunther Rebel: El gesto es expresión directa e irrepetible de la personalidad.

Nuestra comunicación no verbal es nuestra marca personal

Nuestra comunicación no verbal es nuestra marca personal, nuestra impronta, nuestro sello característico de lo que somos: la forma de movermos, de mirar, nuestros gestos, la forma de sostenernos y andar, nuestra postura, nuestro timbre de voz, el ritmo y la pausa característica al hablar, la actitud que haya detrás de nuestras palabras, la energía que nos acompaña al comunicarnos. Cada persona tiene unos movimientos del cuerpo característicos y únicos, una forma de mirar muy propia (cálida o fría, directa o evasiva, etc.), una reacción (asombro, desborde, impulsividad, tranquilidad, etc.) o respuesta emocional ante determinados acontecimientos muy de ella. No hay otra persona igual a nosotros.

Por lo que la única manera de alinearnos con la comunicación no verbal es siendo la persona que somos. Cualquier intento por aparentar o representar a otra persona, se notará como incongruencia en nuestra comunicación no verbal, como máscara, fachada y estereotipo. La falta de alineación entre comunicación verbal y no verbal, se apreciará como incoherencia que crea distancia, desalineación con el otro, duda que crea recelo, presunción de falsedad, sospecha de que algo no cuadra.

Las personas necesitan, entonces, atender, observar, escuchar, percibir la comunicación no verbal de sus interlocutores. Cuando se prescinde de la comunicación no verbal, se arriesgan a perder buena parte de los contenidos verbales de la comunicación. Necesitamos cuidar nuestra comunicación no verbal, pues ésta tiene un doble efecto: hacia uno mismo (para generar congruencia, alineación y empoderamiento) y hacia el interlocutor (para generar impacto comunicacional).

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Arnoldo Arana

Doctorado en Consejería de la Universidad Rhema en Jacksonville, Florida – USA. Maestría en Gerencia de Empresa y Lcdo. en Contaduría Pública. Coach certificado por la ICF. Psicoterapeuta. Escritor y conferencista en liderazgo, coaching y vida familiar.

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