El liderazgo se construye de adentro hacia afuera

Arnoldo Arana

Doctorado en Consejería de la Universidad Rhema en Jacksonville, Florida – USA. Maestría en Gerencia de Empresa y Lcdo. en Contaduría Pública. Coach certificado por la ICF. Psicoterapeuta. Escritor y conferencista en liderazgo, coaching y vida familiar.
11 junio 2021

El liderazgo se desarrolla de adentro hacia afuera

“Los líderes son efectivos por lo que son interiormente; por las cualidades que los hacen personas. Para llegar al más alto nivel de liderazgo, las personas tienen que desarrollar esos rasgos interiormente” (J. Maxwell)

El liderazgo se construye de adentro hacia afuera: desde el nivel intrapersonal (mi relación conmigo mismo) se avanza al nivel interpersonal (mis relaciones e interacciones con los demás), y de éste al nivel organizacional (mi necesidad de organizar a las personas): agruparlas, capacitarlas, compensarlas, construir equipos, resolver problemas y crear una estructura, una estrategia y unos sistemas acordes a ellos; y del nivel organizacional al nivel social (mi acción sobre un gran conglomerado de gente). La efectividad, entonces, en el liderazgo interpersonal, organizacional o social está supeditado al desarrollo del liderazgo intrapersonal.

Resultaría paradójico un líder pretendiendo liderar a otros, inspirar a otros, guiar las vidas de otras personas, manejar el negocio de otros, encaminar a sus seguidores hacia una visión organizacional, si él no es dueño de sí mismo, si no es capaz de manejar y dirigir adecuadamente sus emociones, si no está a cargo y se ha hecho responsable de su propia vida, si no tiene su propia definición de visión y proyecto de vida. En tales condiciones ¿cómo podrá liderar a otros?

La génesis del liderazgo comienza en el interior del líder

El liderazgo nace en la propia persona y termina en la propia persona; es un proceso intrínseco que se desarrolla en cada persona. En forma práctica se traduce en la habilidad para controlar-gestionar, regular y adaptar la conducta en ajuste al contexto y de acuerdo a las metas y valores asumidos.

Se crece en liderazgo desde el desarrollo del carácter, desde el crecimiento personal y la autohabilitación. El proceso de aprender a liderar comienza por liderarse a sí mismo (autoliderazgo). Entendiendo por autoliderazgo a la práctica de influenciar consciente e intencionalmente sobre nuestros propios pensamientos, emociones y comportamientos para lograr nuestros objetivos de vida.

El autoliderazgo se relaciona con la capacidad de construcción del propio desarrollo personal; es autodesarrollo. Es una invitación a crecer como persona. Podemos definirlo como la capacidad de funcionar con la mejor versión de uno mismo. No podemos asociar el autoliderazgo simplemente con logros; sino como un factor de autorrealización y madurez personal. Pudiéramos también definirlo como la sumatoria de un conjunto de competencias que facilitan perfeccionar y dirigir la propia vida.

Lideramos desde el desarrollo del carácter

La plataforma sobre la cual lideramos no son las técnicas o metodologías que podamos utilizar, ni el conocimiento teórico (académico) que podamos haber adquirido sobre liderazgo, sin desdeñar de su valor y utilidad. Lideramos desde el poder del desarrollo personal, desde el crecimiento y madurez de la vida interior. La calidad de la gestión del líder está relacionada con la conciencia y madurez de su vida interior.

Dice M. Barroso:

“El éxito tiene que ver con el trabajo organizado desde la fortaleza interior, mirando a futuro, tomando decisiones para ubicar su gestión en escenarios de alto desempeño”.

P. Senge agrega:

“El domino de nuestra persona nos permite ser magistrales en lo que realizamos”.

El liderazgo se desarrolla de adentro hacia fuera, desde las cualidades del carácter de la persona.

J. Adair dice:

“El liderazgo es más una cuestión de personalidad, temperamento, actitudes y valores”.

El desarrollo del liderazgo constituye un proceso de crecimiento, cultivo y expresión de la vida interior.

De adentro hacia afuera

Si el líder quiere crecer en su capacidad de liderazgo necesita trabajar a fondo consigo mismo. Por eso, acertadamente, dicen Ken Blanchard y Terry Waghorn: “Como líder, la principal relación que debes cultivar es contigo mismo”. Este proceso implica cultivar el carácter (autoestima, emociones, valores, hábitos y mapas, creencias y paradigmas.

Mucha gente se enfoca en crecer de afuera hacia adentro, centrándose en el uso de técnicas y tecnologías; con énfasis en la apariencia, la imagen y los cambios cosméticos, a través del uso de recetas rápidas, sin construir raíces, ni fuerzas de carácter. Enfocados en el hacer y tener. Ese es un crecimiento maquillado que no es sustentable en el tiempo. Los resultados de esta forma de crecer son la superficialidad, la inautenticidad, el vivir desde la pantalla.

Por el contrario, el verdadero crecimiento necesita afectar el carácter: mapas y paradigmas, autoestima, hábitos, valores, conciencia y madurez emocional.

Ética de la personalidad vs ética del carácter

Pero aun poniendo el foco hacia adentro, podemos observar dos dimensiones posibles de enfoque, como dinámicas de cambio. El autor S. Covey identifica esas dos áreas como: ética de la personalidad y ética del carácter.

La ética de la personalidad aun cuando pone el foco del cambio en la persona y no en el entorno, no representa un cambio muy a fondo. El énfasis de la ética de la personalidad recae en el uso de técnicas y métodos para cambiar conductas y actitudes. Este paradigma asume el crecimiento personal como una acción a corto plazo (rápida y episódica), y con énfasis en la expresión y formas externas: imagen, carisma; representa en el fondo un cambio cosmético.

La ética del carácter concibe el crecimiento personal como un proceso de maduración progresiva del carácter en el largo plazo. Bajo este paradigma no hay recetas rápidas, ni fáciles. Su énfasis principal es el carácter, e incluye la transformación de nuestra gestión emocional, el cambio de nuestra forma de pensar (creencias, mapas, paradigmas), el desarrollo de nuestra autoestima, y la congruencia con nuestros valores esenciales.

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Arnoldo Arana

Doctorado en Consejería de la Universidad Rhema en Jacksonville, Florida – USA. Maestría en Gerencia de Empresa y Lcdo. en Contaduría Pública. Coach certificado por la ICF. Psicoterapeuta. Escritor y conferencista en liderazgo, coaching y vida familiar.

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