Entendiendo las causas de mi ansiedad

Arnoldo Arana

Doctorado en Consejería de la Universidad Rhema en Jacksonville, Florida – USA. Maestría en Gerencia de Empresa y Lcdo. en Contaduría Pública. Coach certificado por la ICF. Psicoterapeuta. Escritor y conferencista en liderazgo, coaching y vida familiar.
24 febrero 2022

Son más las cosas que nos alarman que las que nos dañan, y sufrimos más en nuestras aprensiones que en la realidad (Séneca).

¿Estás experimentado ansiedad? ¿Te sientes invadido por ella? ¿Vives constantemente preocupado o aprensivo?

La ansiedad es un estado complejo de definir, y más difícil de determinar en cuanto a sus causas; plagada de mitos y tabúes. A pesar de ser un fenómeno ampliamente conocido y experienciado, diríamos que es una experiencia universal que afecta a todas las personas, no siempre es adecuadamente comprendida y, en consecuencia, adecuadamente manejada.

Cifras de la ansiedad

Se calcula que entre el 15% al 20% de la población padece o padecerá a lo largo de su vida problemas relacionados con la ansiedad con una importancia suficiente para requerir tratamiento. De ese porcentaje aproximadamente un 9% desarrollará un trastorno de pánico; entre un 15% y un 30% de las personas que experimentan pánico presentan fobia social; entre 8% y 10% sufren de trastorno obsesivo-compulsivo; entre un 10% y 20% sufre de alguna fobia específica; y un 25% padece de ansiedad generalizada (DSM-IV).

Hay, a su vez, una comorbilidad importante entre ansiedad y depresión, lo que expresa que un porcentaje muy alto de los casos de depresión presentan síntomas de ansiedad. Además, muchas personas con trastornos de pánico desarrollan rasgos hipocondríacos. Se estima que 2/3 de las personas afectadas serán mujeres. Los trastornos de ansiedad están clasificados como el sexto factor que contribuye a la pérdida de salud sin consecuencias mortales a nivel mundial, y figura entre las diez causas principales de años vividos con discapacidad. La ansiedad se ha vuelto una epidemia silenciosa. Un dato curiosamente alarmante es que durante de la pandemia del covid, los diagnósticos de la ansiedad se han incrementado en un 26%.

¿Qué causa la ansiedad?

Es una respuesta normal de nuestro organismo que se experimenta en situaciones en las que nos sentimos amenazados por un riego, peligro o amenaza, real o imaginario. Es una respuesta adaptativa (señal de alerta) inherente a la naturaleza humana, para anticipar y afrontar circunstancias cotidianas que nos pueden provocar estrés y resultar amenazante.

En ese sentido, podemos decir que no se trata de eliminar la ansiedad, lo cual no es conveniente ni posible, sino de aprender a manejarla, vale decir, recuperar su funcionalidad adaptativa o ajustar su funcionamiento descalibrado.

La ansiedad es un mecanismo adaptativo de defensa y protección que nos prepara para responder a los retos y desafíos que representan amenazas y peligros a nuestra vida.

Sin embargo, este mecanismo puede estar alterado (descalibrado) en un momento determinado en nuestra vida, y perder su función adaptativa, y volverse maladaptativa, y generar, por el contrario, mucho ruido interno, perturbación y sufrimiento.

Causas de la ansiedad

La ansiedad, pues, no es como un ejército que nos invade desde afuera, penetrando a nuestro territorio y derribando los muros protectores, sino que desde adentro le abrimos las puertas al ejército invasor. El problema no reside tanto en la fuerza del ejército invasor, sino en la vulnerabilidad interna para hacer frente al “enemigo invasor”. Es desde la fragilidad interna, la vulnerabilidad, la inseguridad, el bajo auto-concepto, la carencia de recursos de afrontamiento y las disfuncionalidades propias que la ansiedad toma más fuerza en nuestras vidas, y escala hasta hacerse maladaptativa. El enemigo no está tanto afuera como adentro. Las verdaderas causas de por qué la ansiedad deja de ser adaptativa, para convertirse en maladaptativa, residen adentro de nosotros.

En ese sentido, es importante distinguir entre las causas de la ansiedad y los disparadores de la misma. Entendemos por causas de la ansiedad a los factores profundos que forman parte de lo que somos como personas, y que trabajan a nivel de nuestros pensamientos, mapas, creencias, paradigmas, formas aprendidas de comportamiento y de respuesta emocional.  Por lo que las causas de la ansiedad son diferentes para cada persona. Estos factores actúan como un fondo preexistente, un terreno abonado preparado para una cosecha que es la ansiedad.

Por otra parte, los disparadores son situaciones (eventos, acontecimientos, circunstancias que vivimos) que suceden en cualquier momento y que se perciben como amenazantes para los propios intereses vitales, activando las causas que estaban latentes.

En el ejemplo del ejército invasor, éste actúa como un disparador de la ansiedad, pero son las causas profundas, como, por ejemplo, la fragilidad de los muros, la creencia de que no se dispone de los recursos defensivos para hacer frente al ejército invasor, la falta de preparación del ejército interno defensor, las que predisponen a que los habitantes de la ciudad se llenen de un temor tan intenso y prolongado, y pierdan el control, vale decir, se le de paso a la ansiedad maladaptativa.

Es natural, necesario y recomendable que, ante el sitio y ataque de un ejército invasor, surja el miedo, y se active la respuesta de estrés, y aparezca la ansiedad, pues ella aumenta el estado de alerta y agudiza los sentidos para prevenirse y dar una respuesta enérgica. El problema es cuando, desde la vulnerabilidad interna, la ansiedad escala de nivel, y se vuelve desadaptativa, demasiado intensa y permanente, agobiante e incapacitante.

Y son los factores internos de la persona, los que actúan como causas profundas, los que son más determinantes para la generación de la ansiedad y su gestión.

La metáfora del iceberg

La metáfora del iceberg ayuda a entender cómo se origina y opera la ansiedad. El iceberg tiene una parte de su estructura que sobresale de la superficie (1/8), mientras que 7/8 partes están sumergidas. La parte del iceberg que sobresale de la superficie representa los disparadores o eventos y circunstancias que trabajan sobre los factores internos, que representa la parte del iceberg que está debajo de la superficie del agua, y que representa la parte más determinante en la aparición y gestión de la ansiedad.

Si no trabajamos con las causas profundas de la ansiedad (lo que está bajo la superficie del iceberg), entonces los disparadores de la ansiedad (lo que está sobre la superficie del iceberg) tendrán un impacto negativo muy fuerte sobre nuestras vidas, y la ansiedad, en vez de tener un efecto positivo, se convertirá en una fuente de sufrimiento importante.

¿Adentro o afuera?

La ansiedad, pues, no es algo completamente ajeno a cada uno de nosotros, que se activa desde afuera, sino que se activa desde adentro, desde los factores internos.

Así, la ansiedad puede estar latente o dormitando cuando hay dentro de nosotros ciertos rasgos, actitudes (perfeccionismo, pesimismo, rigidez mental, control, etc.), aprendizajes y creencias, traumas / situaciones abiertas, conflictos latentes no solucionados, historia de vida, etc. Y cuando éstas causas se acumulan, hacen uso de los disparadores que están en el ambiente para manifestarse.

De modo que, por ejemplo, factores externos como la pandemia de corona virus, eventos estresantes como el inicio de una guerra como la de Ucrania, la muerte de un ser querido, los conflictos familiares, el aumento inflacionario de los precios, o la exposición a ambientes tóxicos (ruidosos, contaminantes, etc.), pueden convertirse en disparadores que hacen que se activen las causas internas y que surja la ansiedad.

Todo esto nos dice que la ansiedad necesita ser trabajada desde adentro más que de afuera, pues no tenemos control sobre los acontecimientos externos, y si tenemos más control sobre los factores internos, que, además, son las causas más determinantes.

Construyendo recursos de afrontamiento

Desde adentro necesitamos, entonces, construir los recursos de afrontamiento como la resiliencia, el buen humor, el optimismo como actitud de vida, la conciencia emocional, el tener un propósito de vida, el pensamiento libre de distorsiones, la asertividad como modelo de comunicación interpersonal, entre otros.

En la medida en que tengamos desarrollados estos recursos de afrontamiento, los eventos y circunstancias disparadores de la ansiedad se verán como menos amenazantes y se producirá una reducción del estado de ansiedad. Para gestionar la ansiedad con eficacia se requiere hacer cambios a nivel de nuestros pensamientos, emociones, hábitos, actitudes, etc.

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Arnoldo Arana

Doctorado en Consejería de la Universidad Rhema en Jacksonville, Florida – USA. Maestría en Gerencia de Empresa y Lcdo. en Contaduría Pública. Coach certificado por la ICF. Psicoterapeuta. Escritor y conferencista en liderazgo, coaching y vida familiar.

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