Nuestra forma de pensar nos define como persona

Arnoldo Arana

Doctorado en Consejería de la Universidad Rhema en Jacksonville, Florida – USA. Maestría en Gerencia de Empresa y Lcdo. en Contaduría Pública. Coach certificado por la ICF. Psicoterapeuta. Escritor y conferencista en liderazgo, coaching y vida familiar.
4 abril 2020

“Nuestros modelos mentales no sólo determinan el modo de interpretar el mundo, sino el modo de actuar”. Chris Argyris

Nuestras mapas, paradigmas y creencias nos confieren una identidad

Nuestras actitudes, comportamientos y emociones están altamente influenciados por nuestra forma de pensar. Somos lo que pensamos. Eso es así porque nos comportamos en congruencia con la forma en que pensamos. Los pensamientos también influencian cómo nos sentimos. Nuestra forma de pensar ejerce una gran influencia en la manera como experimentamos la vida: en nuestras conductas, en nuestras emociones, en nuestra condición física, en nuestras relaciones interpersonales, en nuestro trabajo; y en cualquier área de nuestro ser y hacer.

Cuando decimos que nuestra forma de pensar determina nuestras conductas, actitudes y emociones, no nos referimos a esos pensamientos pasajeros que pasan por nuestra mente, tales como, por ejemplo: «yo pensé que tú vendrías a visitarme hoy», o «yo pensaba que hoy haría un día soleado». Nos referimos más bien a nuestras creencias y convicciones, a nuestros mapas y paradigmas que están fuertemente arraigados en nuestra psiquis.

Nuestros mapas y paradigmas determinan en buena medida lo que somos. De allí la importancia de revisar lo que acuñamos como creencias. Si nuestras creencias son erróneas, generará desorden emocional y conductas y actitudes inadecuadas. Las palabras que nos decimos – monólogo interno: lo que nos decimos de las circunstancias, gente, experiencias –afecta profundamente la forma como enfrentamos la vida.

Por eso necesitamos estar alertas con qué ideas, ideologías, opiniones y creencias alimentamos nuestra mente, pues a la larga éstas terminan definiéndonos, y terminan modelando nuestros comportamientos y actitudes. Puede que en nuestros mapas y paradigmas haya mucho de prejuicios, verdades dogmáticas y distorsiones de pensamiento, que nos impiden percibir adecuadamente la realidad.

Nos convertimos en lo que pensamos

El sabio Salomón enfatizaba que lo que la persona es en sus pensamientos, eso es como persona. Así lo expresa en uno de sus Proverbios “Porque cual es su pensamiento en su corazón (como piensa dentro de sí), tal es él (así es esa persona)”. Proverbios 23:7.

Nuestros pensamientos (lo que creemos) definen nuestra identidad. A la larga sentimos y actuamos en congruencia con lo que pensamos. Los comportamientos y las actitudes comienzan con los pensamientos.  Hay un dicho que dice: “Siembra un pensamiento y cosecharás un acto. Siembra un acto y cosecharás un hábito. Siembra un hábito y cosecharás un carácter. Siembra un carácter y cosecharás un destino”.

Nuestras creencias son nuestros filtros de la realidad

Nuestra forma de pensar afecta también nuestras percepciones: la forma como captamos y filtramos la realidad. Nuestras percepciones, influenciadas por nuestras creencias, son los filtros mentales a través de los cuales reaccionamos ante los acontecimientos e interacciones que nos presenta el mundo. Estos filtros mentales se forman a través de nuestras experiencias y aprendizajes desde que nacemos, en nuestros contextos de vida: hogar, escuela, comunidad, cultura en general. Las creencias nos confieren una identidad: una forma de ser y estar en el mundo.

Nuestra percepción de la realidad no es simplemente una fotografía estática que toma nuestro cerebro a través de nuestros sentidos; sino que esa fotografía se mezcla dentro de nosotros con las emociones que experimentamos en ese momento, recuerdos, aprendizajes pasados, etc., y de toda esa mezcla surge nuestra percepción de la realidad que tenemos enfrente. “Esto encierra la paradoja de que todo lo que percibimos y concebimos es necesariamente la consecuencia de nuestros propios modos y medios de percepción y concepción. O sea, que vemos el mundo conforme somos nosotros y no como el mundo es”. Vicente Losada.

Serie: Cambio de paradigma, cambio de realidad – Parte II

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Arnoldo Arana

Doctorado en Consejería de la Universidad Rhema en Jacksonville, Florida – USA. Maestría en Gerencia de Empresa y Lcdo. en Contaduría Pública. Coach certificado por la ICF. Psicoterapeuta. Escritor y conferencista en liderazgo, coaching y vida familiar.

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