Las emociones nos informan de nuestras necesidades

Arnoldo Arana

Doctorado en Consejería de la Universidad Rhema en Jacksonville, Florida – USA. Maestría en Gerencia de Empresa y Lcdo. en Contaduría Pública. Coach certificado por la ICF. Psicoterapeuta. Escritor y conferencista en liderazgo, coaching y vida familiar.
11 febrero 2024

Las emociones nos hablan de nuestras necesidades

Una de las funciones de las emociones es actuar como mecanismo de información – retroalimentación de nuestras necesidades. En ese sentido, las emociones son como un cartero de nos trae una correspondencia donde nos habla nuestras necesidades. Las emociones son mensajeras de nuestras necesidades.

Así el miedo no habla de la necesidad de protegernos o prevenirnos ante una amenaza, peligro o riesgo. La tristeza nos susurra que hemos experimentado una pérdida y se ha abierto una herida dentro de nosotros que requiere ser atendida. El enojo nos informa que nuestros límites han sido traspasados o se ha cometido una injusticia contra nosotros, y de la necesidad de poner límites. El agobio nos dice que nuestras fuerzas han sido sobrepasadas y que necesitamos descansar o tomar una pausa. El placer nos informa que nuestras necesidades están satisfechas. El asco nos dice que estamos ante algo dañino o peligroso para nuestra salud, y que necesitamos abstenernos de tomar algún alimento o sustancia. Así cada emoción nos informa de una necesidad.

Ahora, ¿qué pasaría si el miedo, el enojo, el asco o la tristeza dejaran de informarnos? En ese caso, ¿quién nos protegería de los peligros, los riesgos, los abusos, las pérdidas y los estímulos poco favorables?

Por eso cuando sentimos una emoción, deberíamos preguntarnos qué necesidad está surgiendo en mí en este momento.  Como sentirnos: seguros, protegidos, aceptados, comprendidos, apoyados, amados, atendidos, alentados, validados, respetados, con necesidad de establecer y/o favorecer un vínculo, ser reconocidos, superar una frustración, etc.

Las emociones: un impulso para accionar

Pero las emociones no sólo emergen con una información, sino también con un impulso a la acción, marcándonos con su intensidad e impulso a actuar, una dirección en la que accionar para atender y satisfacer nuestras necesidades. En el fondo la emoción lo que está tratando de hacer al aparecer, es prepararnos y permitir organizaciones para atender nuestras necesidades, es impulsar una conducta en aras de satisfacer una necesidad.

Por eso cuando reprimimos nuestras emociones, dejamos de informarnos de nuestras necesidades y, en consecuencia, de atenderlas. Como resultante se mantiene una situación de desequilibro latente, pues la necesidad denota carencia, y esa carencia, al no ser atendida de forma funcional, a través, por ejemplo, del llanto, la risa, la palabra, la acción, etc., nos mantiene, entonces, en estado de alerta, de déficit, dificultando nuestra autorregulación, forzando al organismo a buscar un equilibrio precario, y a expresarse de otras formas no ecológicas y saludables, al serle negada la posibilidad de expresión. Entonces, aparecen las manifestaciones indeseadas de la represión emocional, como contracciones musculares, insomnio, trastornos físicos, trastornos psicológicos como irritabilidad, ansiedad, aprensión, angustia, comportamientos compulsivos, entre otros.  Que es un lenguaje extremo del organismo para que le prestamos atención a nuestras necesidades. Esa es la voz de las necesidades que clama por ser atendida y satisfecha. Las emociones son las voces de nuestras necesidades que nos impulsan a actuar.

Esa acción que impulsan nuestras emociones, pueden ser comprometernos con alguna persona o institución, abrirnos a otra persona, asociarnos con alguien para una acción concertada y conjunta, atender un conflicto para resolverlo, tener una conversación franca con alguien, tomar unas vacaciones para descansar, dedicarle más tiempo a la atención de nuestra salud, trabajar para fortalecer nuestra autoestima, reducir o limitar nuestra exposición a contextos o individuos que nos causen daño, aumentar la exposición a un contexto o personas que nos proporcionen seguridad, aceptación, compromiso y energía; perdonar a alguien, enfocarnos en una meta, practicar la espiritualidad, desarrollar una actitud diferente: de agradecimiento, de esperanza, de optimismo, etc.

Una emoción es, pues, un impulso que nos invita a actuar. Las emociones son disposiciones que nos preparan para la acción necesaria para responder en forma contextualizada a las demandas del entorno. La emoción sirve para facilitar la conducta apropiada a cada situación.

Sabiduría de las emociones

Hay una sabiduría en las emociones para organizarte para la acción y generar una respuesta. En ese sentido, las emociones evalúan automáticamente las circunstancias que nos son próximas y las consecuencias de nuestras acciones.

Recordemos, las emociones seguirán tocando a nuestra puerta para llamar nuestra atención, alertarnos, inquietarnos, movilizarnos para que atendamos nuestras necesidades.

 

 

 

 

 

Quizás te interese leer..

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Share This