“Lo único que puede crecer es aquello a lo que le das energía”.  Ralph Waldo Emerson

Donde está tu enfoque está tu energía

¿En qué te enfocas en tu hacer diario?

¿Tu enfoque está en el pasado o el presente, en los problemas o las soluciones, en las crisis o las oportunidades, en tu área de preocupación o tu área de influencia, en las rutinas o en los resultados, en lo urgente o lo importante, en lo interno o lo externo?

En el área en que te enfocas, hay expansión, crecimiento y resultados. Por lo tanto en lo que te concentras, eso es lo que se expande. Donde está tu enfoque (consciente o inconscientemente) – el área donde gastas o inviertes tu tiempo – es hacia donde tu vida se direcciona o expande, para bien o para mal.   Hacia donde te direccionas fluye tu energía. En lo que te enfocas se convierte en tu realidad, porque es el área en la que creces, te expandes y te mueves, donde se activa tu vida. Acertadamente dice David De Notaris: “Nuestro enfoque es nuestro futuro, y en lo que nos enfocamos se multiplicará en nuestra vida”.

El éxito en el desempeño de cualquier emprendimiento o tarea a realizar reside en la capacidad de concentración de nuestra energía: tiempo, dinero, talentos, personalidad, habilidades, vocación. Por eso es tan importante la pregunta: ¿Dónde tengo puesto mi ENFOQUE?

Cambio de enfoque

ENFOQUE es una palabra fácil de pronunciar, que contiene sólo 7 letras, pero que puede resultar difícil de desarrollar en la práctica. En un mundo como el de hoy en día: complejo, globalizado, sobrecargado de información, con escaso tiempo, con muchas distracciones: redes sociales, televisión, teléfonos inteligentes, pasatiempos, internet, es difícil mantener el enfoque. No es sorprendente ver que muchas personas se quejen acerca de su falta de ENFOQUE.

Por eso es tan importante educar y desarrollar nuestra capacidad de atención y concentración. La atención es la encargada de seleccionar del entorno, de toda la amplia gama de estímulos y señales, aquello que es relevante e importante, para ingresarlo a nuestra conciencia, convertirlo en un propósito o meta, evitar las distracciones, y elegir un curso de acción sostenido (con constancia) en el tiempo, hasta lograr lo propuesto. Hoy en día con la sobre-información que existe, resulta difícil enfocar la atención en objetivos concretos e importantes.

El desempeño efectivo requiere una atención fuertemente concentrada, que genere movimiento hacia un foco concreto. Esto demanda ser capaz de definir correctamente metas y aglutinar y concentrar nuestra energía. Cuando no contamos con un foco, nuestra energía tiende a dispersarse, diluirse y evaporarse.

Cambia tu enfoque, cambia tu vida

Por otra parte, los resultados no llegarán a nuestra vida hasta que cambiemos de enfoque, vale decir, pongamos la atención (esfuerzo, tiempo y acción) en metas relevantes e importantes. Esto requiere un cambio importante para crecer, alcanzar metas y progresar. Cuando nuestro enfoque cambia (la manera de percibir la realidad, nuestros paradigmas, nuestra perspectiva, nuestra cosmovisión), cambia nuestro lenguaje, nuestros hábitos, nuestras emociones, nuestra actitud, nuestra forma de desempeñarnos y nuestros resultados.

Para reflexionar:

• ¿En que área tienes puesto tu enfoque?
• ¿Cómo evalúas tu capacidad de enfoque?

Nos gustaría conocer tu opinión sobre este tema. Si quieres compartir tus comentarios, eres bienvenido.

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