Es más difícil desintegrar un átomo que un prejuicio. Albert Einstein
Dice Stephen Covey: «Pero ya sea que el cambio de paradigma nos empuje en direcciones positivas o negativas, o que se produzca de modo instantáneo o gradual, determina que pasemos de una manera de ver el mundo a otra. Ese cambio genera poderosas transformaciones. Nuestros paradigmas, correctos o incorrectos, son la fuente de nuestras actitudes y conductas y, en última instancia, de nuestras relaciones con los demás».
Si queremos, pues, generar cambios en nuestra forma de gestionarnos: trabajar, relacionarnos con otros, tomar decisiones, aprender, asumir responsabilidad, etcétera, necesitamos revisar, ajustar, contextualizar nuestros mapas, paradigmas y creencias; necesitamos hacer cambios en ellos para hacerlos más alineados con la realidad. Todo cambio de conducta, hábitos y actitudes, va precedido de un cambio en nuestras creencias, mapas y paradigmas.
El verdadero cambio va precedido de cambios en nuestros mapas y paradigmas
Lo cierto es que las personas no pueden avanzar más allá de su forma de pensar: de sus mapas y paradigmas, de sistema de creencias. La manera en que pensamos hoy en día es parte del problema. Nuestras creencias actúan como guiones de vida. El cambio, entonces, en cualquier área de nuestra vida requiere un cambio en nuestros supuestos básicos, en nuestro marco de referencia, en nuestras creencias. Acertadamente decía Albert Einstein: No podemos resolver los problemas complejos en el mismo nivel de pensamiento que los creamos.
El verdadero cambio no está relacionado, pues, con los cambios de conductas y actitudes sino con los cambios en nuestras creencias, mapas – paradigmas, que son los que originan los comportamientos y las actitudes. De modo que sí se quiere cambiar la conducta, se necesita cambiar la forma de pensar. Por eso cambiar implica renovar nuestra forma de pensar. Vale decir, actualizar, ajustar o reafirmar nuestras creencias y paradigmas.
Los paradigmas, mapas y creencias se resisten a ser cambiados
Ahora, nuestras creencias se resisten a ser cambiadas, pues ellas son la base de nuestra seguridad; son el piso con que nos movemos, aun cuando representen una distorsión de la realidad.
Existe la necesidad de revisar y/o cambiar nuestros mapas, paradigmas y creencias, como vía para tener una percepción y perspectiva de la realidad más real y contextualizada, y como una forma de poder hacer cambios en nuestras actitudes y conductas; pero esto representa un reto, porque los mapas, paradigmas y creencias se resisten a ser cambiados o cuestionados, puesto que funcionan como dogmas o verdades a priori; y en la mayoría de los casos ni siquiera se está consciente de los mapas, paradigmas y creencias con los que se funciona; suelen ser tácitos y están por debajo del nivel de la conciencia. En general son invisibles para nosotros. Y como están por fuera de nuestro nivel de conciencia, pocas veces los sometemos a escrutinio, revisión, cambio y/o actualización.
Además, no hemos cultivado el hábito de cuestionar la validez de nuestros mapas, paradigmas y creencias. Simplemente, asumimos que son la verdad, que obedecen a la realidad, y que no necesitan explicación. Son evidentes, son obvios y, por lo tanto, no admiten discusión ni cuestionamientos. Tenemos tendencia a generar creencias que se auto-refuerzan y no se cuestionan. Como decía Adam Smith: “…Estando en medio del paradigma, es difícil imaginar otro…”.
De allí la necesidad de reflexionar y revisar nuestros mapas, paradigmas y creencias. Al respecto dice S. Covey:” Cuanta más conciencia tengamos de nuestros paradigmas, mapas, creencias o supuestos básicos, y de la medida en que nos ha influido en nuestra experiencia, en mayor grado podremos asumir responsabilidad de tales mapas, paradigmas y creencias, examinarlos, someterlos a la prueba de la realidad, escuchar a los otros y estar abiertos a sus percepciones, con lo cual lograremos un cuadro más amplio y una modalidad de visión mucho más objetiva”.
La falta de flexibilidad para cambiar nuestros mapas, paradigmas y creencias nos limita
Nuestros mapas, paradigmas y creencias pueden actuar como limitantes de nuestro marco perceptual porque se constituyen en rémoras para la asimilación y aceptación de nuevas ideas, simplemente porque lo que está fuera de nuestro paradigma resulta invisible para nosotros. Los nuevos paradigmas y mapas son rechazados en la medida que no concuerdan con los nuestros. De esta forma, pueden convertirse cárceles que nos aprisionan y pueden hacernos incapaces de adaptarnos a los cambios y a aprovechar las nuevas oportunidades.
Para reflexionar:
- ¿Tus paradigmas obstaculizan o facilitan la asimilación del cambio en tu vida?
- ¿Realizas movimientos internos en tus creencias?
- ¿Eres capaz de escuchar otros puntos de vista y aceptarlos?
- ¿Estas abiertos a validar tus mapas y paradigmas con la realidad?
Serie: Cambio de paradigma, cambio de realidad – Parte III
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